Una historia del mundo en 500 rutas

Todo el que lea habitualmente las entradas que configuran «Dentro del Pandemónium» sabe que en su contenido prima la Historia con mayúscula (en sentido principalmente divulgativo), esa Historia omnipresente sin la que nada tiene sentido y sin la que no tendríamos un modelo a seguir –y muchos a desterrar–.

Óscar Herradón ©

Un libro maravilloso para descubrir la historia global nada menos que a pie, pues es cuando más viva se muestra ante nosotros, es una de las últimas novedades de BLUME: Una historia del mundo en 500 rutas, un tesoro escondido para cualquiera que muestre interés en el paisaje terrestre y su legado, un monumental libro ilustrado de 400 vibrantes páginas escrito por la periodista y viajera inglesa Sarah Baxter, redactora de la revista de viajes Wanderlust y colaboradora de grandes medios centrados en este apasionante tema, como las guías Lonely Planet o la revista Runner’s World, pero también en decanos del periodismo británico como The Guardian, The Telegraph o The Independent.

En las páginas de este volumen, nada sesuso, ligero de contenido pero intenso (en el buen sentido), podremos disfrutar de nada menos que 500 rutas con huella histórica y sendas naturales –o producto del ser humano cuando no guerrea y destruye– que podrían darnos para media vida si las realizamos, pero una opción es disfrutar con la imaginación desde el sofá de casa. También nos brindará muchísimas horas de entretenimiento. Algo ideal para un abril semiconfinado aún por el maldito Covid y con el tiempo bastante revuelto. Todo ello a través de sugerentes comentarios plagados de anécdotas, mapas ilustrados y fotografías que te dejan sin aliento, de auténticos paraísos perdidos en este planeta también bastante perdido. Un viaje en el tiempo y en el espacio para olvidar estos meses funestos. Aquí el enlace para adquirirlo en papel y también en cómodo (aunque menos magnético) ebook:

https://blume.net/catalogo/1733-una-historia-del-mundo-en-500-rutas-9788417492076.html

Y a través de las vías del tren      

Para complementar la lectura, este Día del Libro de 2021 uno puede sumergirse también en las páginas de otro voluminoso tomo de la misma colección y firmado por Baxter –igualmente desde el sofá, porque la pandemia no invita demasiado a recorrer el mundo en ningún medio de transporte, a no ser que pertenezcas a la OMS–. En Una historia del mundo en 500 viajes en tren, tenemos una completa y entretenida guía con una amplia variedad de rutas ferroviarias, desde las largas y épicas transcontinentales hasta las locales más cortas, donde se explora la evolución del mundo natural y se recorre el progreso de las antiguas civilizaciones.

CIVILIZACIONES, DE LAURENT BINET (SEIX BARRAL)

En un ejercicio de genialidad histórica (alternativa), el francés Laurent Binet imagina en Civilizaciones, una de las últimas novedades publicadas por Seix Barral, la conquista de América al revés, lo que en literatura se llama ucronía o novela histórica alternativa. Y lo hace partiendo de esta premisa: ¿Qué habría pasado si los incas hubieran conquistado Europa?

Conocí el trabajo de Binet por su fantástico ensayo novelado (éste sí, basado en hechos completamente reales) HHhH, que le valió el premio Goncourt de primera novela en 2010 y que también publicó en España Seix Barral, una impecable, documentada y magnética rememoración de los últimos días del despiadado jerarca nazi Reinhard Heydrich en Praga, la ciudad que comandaba usando la táctica de «el palo y la zanahoria» y que sería finalmente su tumba a causa de un atentado perpetrado por la Resistencia checa en colaboración con los servicios de inteligencia británicos.

Civilizaciones está dividida en cuatro bloques; en la primera, situada en el siglo X, una de las hijas del rey vikingo Erik el Rojo abandona con varios guerreros la colonia de Vinland (Terranova, en la costa noreste de Estados Unidos) y navega hacia el sur, momento en el que se producirá un efímero aunque significativo (por mágico e insólito, y también productivo) encuentro entre este pueblo de guerreros del norte y diversas culturas precolombinas. Los vikingos serán los responsables de enseñarles a los indígenas el uso del hierro, la doma de los caballos, el culto a Thor y algo muy importante: un escudo inmunológico frente a las enfermedades eruropeas que en la historiografía auténtica sería una de las principales causas de la victoria de los conquistadores, al diezmar a gran parte de la población autóctona.

Binet presenta después una reescritura de los llamados Diarios de Colón: cuando se produce el contacto, el Almirante presuntamente genovés (aunque a día de hoy se mantiene la incógnita sobre su verdadero origen) se topará con unos indígenas mucho más preparados y menos dóciles de los que se encontró el verdadero navegante a finales del siglo XV. Los hombres al mando del rey taíno Cahonabo y su hija Higüemota (ambos personajes reales), aniquilarán la flota, capturarán sus embarcaciones y Colón no regresará como héroe descubridor a la España de los Reyes Católicos, sino que permanecerá en el Nuevo Mundo como prisionero, aunque tendrá un papel relevante en el marco de la comunidad nativa.

Un tercer bloque –el más extenso– redibujará los hechos al no haber seguido el curso natural de los acontecimientos (historiográficos) y así, el rey Atahualpa no será apresado por Francisco Pizarro, hasta que, frenado en su avance por los aztecas, se verá obligado a hacerse al mar, recalando en Cuba (que por supuesto Colón no rebautizó como «isla Juana» en honor de la hija de Isabel y Fernando). Allí, la ahora reina Higüemota (que fue adiestrada por Colón durante su infancia en los secretos del Viejo Continente) entregará a Atahualpa los antiguos barcos capturados y exhortará al inca a realizar el camino a la inversa: hacia Europa.

Atahualpa, embarcado con menos de 3.000 hombres conquistará Europa. Aunque suene inverosímil, casi una quimera (y lo e, aunque se haga real en estas páginas gracias a la magia de la literatura), lo ciero es que Hernán Cortés conquistó Mesoamérica con igual número (reducido) de hombres. A partir de ese momento, comenzará una epopeya fascinante en la que los incas contarán con el apoyo de aquellos parias perseguidos por la Corona y la Inquisición en una península Ibérica azotada por la peste y el fanatismo religioso: judeoconversos y moriscos.

Entonces tendrá lugar una asombrosa repetición (con matices) de episodios históricos pero «a la inversa» en un ejemplo de genialidad narrativa y erudición histórica en la que Binet brilla con luz propia, como ya demostró en trabajos anteriores. Autos de fe, los más grandes reyes de la Cristiandad (Carlos V) sometidos a las vejaciones que sufrieron sus homónimos nativos (Moctezuma), prestamistas (los banqueros Fugger, que en lugar de a los Habsburgo darán sus créditos a los incas, permitiendo que forjen un gran ejército imperial que les habra las puertas del Sacro Imperio Romano-Germánico…

La victoria de Atahualpa se producirá no solo en el plano militar, sino principalmente en el político y cultural. Por las páginas de civilizaciones desfilan Tomás Moro, Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero o Enrique VIII, que, debido a sus problemas con Roma, decidirá convertirse al intismo, la religión de los incas, más tolerante con la poligamia. De esta forma se compone un fresco del Renacimiento en el que todo es posible, un encuentro entre Cervantes y Montaigne como soñó Borges, o las aventuras en tierras americanas, tras conocerse en Lepanto, «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados», de Miguel de Cervantes y un caballero de origen griego y de nombre Domenikos Theokopoulos, más conocido como El Greco, que servirá de base a la inmortal obra del primero, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, el texto que inauguró la novela moderna.

Una obra embriagadora en la que el autor francés despliega una imaginación desbordante. Un ejercicio de audacia narrativa que contiene una profunda reflexión acerca de las huellas que dejamos en el pasado, la imperfección y ambición humanas y el mundo que hemos construido, muchas veces a costa del derramamiento de sangre, pero por suerte también gracias a la cultura, la comunicación y la multiculturalidad, tan denostada por los más incautos. He aquí el link para adquirir esta novela tanto en papel como en libro electrónico:

https://www.planetadelibros.com/libro-civilizaciones/318194

El enigma de los rollos del Mar Muerto (II)

A pesar de los tiempos inciertos que vivimos y de que la pandemia y el confinamiento hayan provocado que muchos yacimientos estuvieran inactivos durante meses, la arqueología está de enhorabuena: han hallado nuevos fragmentos de los manuscritos del Mar Muerto por primera vez en 60 años. El descubrimiento no es baladí, y nos sirve para recordar en «Dentro del Pandemónium» la historia y el valor de estos documentos capitales de la antigüedad.

Óscar Herradón ©

En un primer momento solo investigadores católicos tuvieron acceso al inédito material. Bajo la supervisión de la Comisión Bíblica Pontificia, dirigida por el Vaticano, el padre dominico y arqueólogo Roland De Vaux se encargó de dirigir al grupo de analistas y estudiosos de los pergaminos. El carácter marcadamente antisemítico de muchos de ellos evitó que durante décadas la comunidad judía, principal interesada por su contenido –la mayoría de los escritos versaban sobre la historia antigua del judaísmo y estaban escritos en hebreo– pudiera estudiar el contenido de los mismos. Hoy, como vemos, eso ha cambiado radicalmente, y son los israelíes los que están a la cabeza de las investigaciones actuales.

Todo aquél círculo de secretismo, agudizado por problemas políticos, llevó a que algunos investigadores como Michel Baigent y Richard Leight, autores del famoso libro El Enigma Sagrado, plantearan la hipótesis de una conspiración del mismísimo Vaticano para evitar que salieran a la luz grandes secretos relacionados con la vida de Jesús y el cristianismo primitivo. El tiempo ha demostrado, una vez hechos públicos los rollos, que la Santa Sede, a pesar de su habitual tendencia al oscurantismo, no tenía mucho que esconder, a diferencia del caso de los escritos de Nag-Hammadi. Es cierto, como veremos, que muchos de los contenidos traducidos indican una posible relación de Jesús con los autores de los mismos, si bien estas coincidencias no son tan claras como para llevar a cabo una conspiración de tales dimensiones –si había razones para ella en relación con los Evangelios Apócrifos, en concreto el de Tomás, que ponía en entredicho aspectos importantes del dogma cristiano oficial–, aunque siempre quedará la duda de cuáles fueron realmente las intenciones de la Santa Sede sobre los rollos.

Aunque probablemente exagerada, la teoría del complot cobró mayor fuerza cuando el citado De Vaux, que falleció en el año 1971, concedió los derechos para el estudio de los textos en su testamento a otro dominico, el padre Pierre Benoit. ¿Qué tenían los católicos que esconder? Probablemente, como afirma el experto Stephen Hodge, no demasiado, pudiendo explicarse la actuación de De Vaux al margen del planteamiento conspiranoico por su profundo antisemitismo –no quería ni oír hablar de que historiadores judíos estudiasen los textos, que creía de su propiedad– y la tendencia general del erudito a acaparar para sí mismo y su cerrado círculo aquello que entra dentro de su campo de estudio.

De Vaux

Cuando Benoit murió en 1986, los textos pasaron a manos de otro católico, John Strutgell, quien, junto a sus colegas, no había publicado ni un solo texto encontrado en Qumrán en nada menos que 33 años. Tras una entrevista en la que desveló su faceta antisemita y antiisraelí, fue supuestamente presionado y obligado a dimitir, por lo que las autoridades hebreas pusieron el proyecto en 1991 en manos de Emanuel Tov, profesor de estudios bíblicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien, sin embargo, perpetuó la regla del secretismo iniciado por sus antagónicos predecesores, prohibiendo el acceso a los textos excepto a unos pocos personajes de su confianza.

Strutgell

Sin embargo, nadie podía evitar ya, ni siquiera el egocéntrico Tov, el acceso de eruditos de toda índole a unos textos sobre los que pesaba el marchamo de «malditos» y que parecían condenados a permanecer ocultos. Finalmente, comenzaron a publicarse fotografías y traducciones de éstos en la revista de la Biblical Archaeological Society en septiembre de 1991. Comenzaba, por fin, a desvelarse el misterio.

Los escritos hallados en Qumrán

Tras el hallazgo de nada menos que once cuevas a orillas del Mar Muerto, l7os textos comenzaron a ser clasificados. ¿Con qué se toparon arqueólogos y filólogos? La mayoría de  los manuscritos correspondían a pasajes bíblicos del Antiguo Testamento, algunos de ellos inéditos, o versiones diferentes de historias ya conocidas. Los siete manuscritos originales encontrados en la Cueva 1, descubierta por los pastores, fueron los siguientes:

  1. Una copia del Libro de Isaías.
  2. Otro fragmento de Isaías.
  3. Un comentario de los dos primeros capítulos de Habanuc.
  4. El Manual de la Disciplina o Norma de la Comunidad, una valiosa fuente de información sobre la secta religiosa de Qumrán, a la que supuestamente se debe la copia de los manuscritos y de la que hablaré en un próximo post.
  5. Una colección de salmos y alabanzas conocida como «Himnos de Acción de Gracias».
  6. El Libro del Génesis con notas en arameo.
  7. La Norma de la Guerra, un extraño y extraordinario relato apocalíptico que narra la inminente lucha de los llamados «Hijos de la Luz» con los «Hijos de las Tinieblas» en los últimos días antes del fin de los tiempos.

Abordar la colección completa del Mar Muerto sería imposible, pues nos desviaríamos de la intencionalidad divulgativa –e inmediata– de este post. El lector interesado puede adentrarse en las páginas de magníficos volúmenes íntegramente dedicados al tema, desde los clásicos estudios pioneros de la teoría conspiranoica de Baigent y Leigh o el polémico Robert Eisenman, hasta los más recientes de Stephen Hodge o el historiador español Mariano Fernández Urresti, ambos publicados por la editorial Edaf.

Emanuel Tov

Citaré, no obstante, algunos de ellos por la importancia de su contenido. Debo señalar, sin embargo, que el total de los fragmentos encontrados en Qumrán representa los restos de 850 manuscritos, pero de ellos no ha sobrevivido más del 50 por ciento, por lo que es evidente que mucha información vital de este combativo período de la historia de la antigüedad permanecerá para siempre en el más absoluto de los misterios. Quizá los nuevos hallazgos de los arqueólogos del AAI israelí revelen datos importantes para su comprensión. Habrá que esperar un tiempo.

Entre los hallados originalmente en la Cueva 1, destaca la importancia del texto de Isaías, uno de los pocos que ha llegado completo hasta nuestro días, La Regla de la Comunidad y La Norma de la Guerra. De todos los pergaminos encontrados en Qumrán, la mayor parte corresponde a manuscritos bíblicos, los más antiguos que se conocen hasta el momento; hasta el día del maravilloso descubrimiento, los textos hebreos conocidos más antiguos eran copias de los siglos IX y X d.C. realizadas por los Masoretas, un grupo de escribas judíos. Ya solo por la antigüedad de los rollos del desierto, suponen un tesoro sin precedentes.

El más sorprendente de los textos, por su naturaleza, es el conocido como «Rollo de Cobre» (catalogado como 3Q15) que, con98servado en un soporte totalmente diferente, tardó muchos años en poder ser leído. Su contenido se escribió en una plancha de cobre, a diferencia del resto. Finalmente, pudo ser abierto gracias a una moderna técnica mediante la que fue cortado en tiras. Entre sus «páginas» se halló una lista, escrita en hebreo tardío, que contenía 64 objetos, la mayoría metales preciosos y joyas, que habían sido escondidos y procedían supuestamente del Tesoro del Templo de Jerusalén, además de las indicaciones precisas para encontrarlos. Podréis suponer la expectación que despertó esta enigmática lista entre arqueólogos, aventureros y buscadores de tesoros. Por desgracia, hasta el momento, y tras interminables búsquedas, no han sido descubiertos, si es que alguna vez existieron más allá de sueños de celuloide a lo Indiana Jones. En el «Rollo de Cobre» se habla de una cantidad de nada menos que ¡60 toneladas de oro escondidas en algún lugar del desierto de Judea!

Parte del enigmático «Rollo de Cobre» (Fuente: Wikipedia. Free License)

Al margen de la expectación despertada por este misterioso texto, los escritos que más polémica desataron fueron los que se referían a «la Comunidad», una enigmática secta que habitaba en el desierto a orillas del Mar Muerto durante la época del Segundo Templo, y que algunos investigadores, como el padre De Vaux, se apresuraron a identificar con los esenios, según éste, una orden monástica ascética y célibe, aunque el tiempo demostró que el dominico se equivocaba en muchas cosas. Esta postura sigue siendo objeto de una agria polémica. Las excavaciones que tuvieron lugar años después en la zona, en la fortaleza de Masada, a algunos kilómetros de Qumrán y en los cementerios donde enterraban a sus muertos, demostraron que la secta no guardaba el celibato, pues encontraron los cadáveres de varios niños y mujeres que evidentemente vivieron con ellos. Ahora, los nuevos hallazgos del equipo liderado por Oren Abelman podrían revelar quiénes eran realmente, y si se trataba, efectivamente, de una secta judía…

Este post tendrá una continuación en breve.