El castillo de los animales (Integral 1)

Norma editorial lanza en formato integral (en un primer volumen) el que es considerado por la crítica especializada uno de los mejores cómics europeos de las últimas décadas.

Óscar Herradón ©

Como los propios autores reconocen en la introducción, El castillo de los animales no existiría sin la excelsa obra literaria Rebelión en la Granja, del inglés George Orwell (artífice de la igualmente distópica y sensacional 1984), en la que está basada. Sin embargo, la novela gráfica, aprovechando la materia prima, sin duda oro puro, tiene una importante carga de originalidad teniendo en cuenta el desafío (algo así como convertir el metal dorado en joya en un proceso alquímico a través del lápiz y el papel), y lo que es más importante, transmite con mayor eficacia lo que en la novela se pretende contar, gracias a la potencia de las imágenes, pues no escatima ni en crueldad ni en violencia ni en desolación, tanto, que algunas viñetas te encogen el corazón. Y aún así hay espacio en sus páginas para la ternura y la bondad (cosas de la ambivalencia humano/animal).

Como apunta uno de sus autores, el guionista parisiense Xavier Dorison, en el conciso preámbulo, Rebelión en la Granja puede que sea la novela que mejor describe «a través de una fábula con animales –género por excelencia del relato universal y atemporal– la gran tragedia de su tiempo: el proceso de confiscación de los ideales democráticos por dictadores sangrientos»

Y es que George Orwell estuvo en España en la Guerra Civil, prolegómeno de la Segunda Guerra Mundial (donde luchó en el POUM, origen de su obra Homenaje a Cataluña), viviría el ascenso del nazismo y después sería un «traidor» al comunismo en un episodio un tanto oscuro de su biografía. Vivió entre fascismos y totalitarismos, como queramos llamarlos (de izquierdas y de derechas) y eso dejó una profunda huella en su obra –y en su atormentada alma–.

De hecho, el cerdo Napoleón «no es solo un retrato de Stalin; lo es también de los artífices del Terror de la Revolución Francesa y, premonitoriamente, el de las derivas de movimientos independentistas en Cuba, Libia o Irán». Como apunta Dorison, a pesar de sus sombre, Orwell conocía las dictaduras: «las vio, las combatió y las entendió. El retrato que hizo de ellas fue y es asombrosamente real».

El poder de la determinación

En El Castillo en los Animales el rol del cerdo Napoleón lo representa el toro Silvio, y los perros serán, igual que en la novela original, la «guardia pretoriana» del dictador astado. Esos canes sumisos a su líder y sanguinarios para con el resto eran para Orwell una representación de la NKVD, la policía secreta de la URSS, del «Hombre de Hierro» Stalin, pero bien podrían haber sido reflejo de la Gestapo nazi o cualquier otra policía del Estado totalitaria del pasado siglo XX, abundante en ellas.

Por supuesto, habrá una rebelión, pero no la rebelión que habrían llevado a cabo (y en ocasiones hicieron realmente) personajes que como Stalin acabarían por convertirse en dictadores (la inspiración de los autores va más en la línea de un Gandhi), una lucha no a través de las armas ni de llamadas al odio, a la rabia o a la venganza, sino hecha por héroes anónimos dispuestos a morir por la causa, no a matar.

Como apunta Dorison al final de su elocuente introducción: «Esta fábula espera rendir un modesto homenaje a todos aquellos que mostraron que existía un camino –estrecho, peligroso, incierto, pero muy real– hacia un mundo mejor». La sinopsis de la novela gráfica no puede ser más reveladora: «Érase una vez un castillo en mitad del bosque. Al principio fue una fortaleza, luego fue una granja hasta que los hombres que la explotaban la abandonaron dejando allí, olvidados, unos pocos animales que fundaron una república. Por desgracia, el egoísmo y el paso del tiempo han erosionado esa utopía animal. Hoy es gobernada por una casta privilegiada mientras que el resto se resigna, se indigna o se rebela. Pero ¿cuál es la forma más efectiva de cambiar las cosas?

Toneladas de talento

No había nadie mejor que Xavier Dorison para llevar adelante este proyecto: es uno de los guionistas más célebres de la Bande dessinée francobelga y ha firmado joyas gráficas como Undertaker, publicado también en Norma, que hace no mucho sacó un monumental Integral de la serie en blanco y negro, Aristophania o Long John Silver, esta última editada también en España por Norma, con Integral de lujo incluido. Félix Delep, mucho más joven, se graduó en la escuela de Arte Émile-Cohs, quien publicó algunas páginas de cómics de animales en Spirou. Su talento, y quizá la suerte, hicieron que Xavier Dorison lo descubriera, y le pidiera que dibujara El Castillo de los Animales, que lo ha catapultado a la fama internacional gracias a su trazo limpio, una excelente combinación de los colores que genera un impacto visual que tarda en borrarse de la retina y una fluidez que agiliza la trama; los movimientos de los animales, las expresiones tan humanas (en el buen y en el mal sentido) de sus rostros y detalles como su pelaje o su plumaje hacen de este un trabajo minimalista y casi excelso.

Puesto que la historia no concluye con este primer integral, estamos impacientes en «Dentro del Pandemónium» por el lanzamiento del segundo y saber cómo se desenvuelven estos animales personificados cuya epopeya pretende transmitir una revisión de los poderosos mensajes de George Orwell a este también muy incierto y belicoso siglo XXI. ¿No hemos aprendido nada? Teniendo en cuenta la situación en Ucrania, la franja de Gaza, Siria y tantos otros rincones, parece que no.

He aquí el enlace para adquirir esta magnífica novela gráfica que nos hará pensar:

https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-europeo/el-castillo-de-los-animales/el-castillo-de-los-animales-integral-1

Este del Oeste: Integral

Norma Editorial publica un integral de Este del Oeste. El Apocalipsis: Año Uno, una de las novelas gráficas más reveladoras de los últimos años, tras la que se encuentra el guionista y creador estadounidense Jonathan Hickman y el versátil artista Nick Dragotta.

Por Óscar Herradón

Este del Oeste comenzó su andadura en 2013, cuando el guionista Jonathan Hickman, oriundo de Carolina del Sur, se alió con Nick Dragotta y el colorista Frank Martin. Hickman había destacado por sus trabajos en la casa Marvel, en series como Los Cuatro Fantásticos, Los Vengadores o X-Men, pero el trabajo que comenzó en esta etapa sería con la editorial independiente Image Comics.

Este del Oeste es una fábula política de ecos distópicos sobre los Estados Unidos que se sitúa en un futuro cercano, concretamente en el año 2064. En un relato que en ocasiones recuerda al también distópico El hombre en el castillo (The man in the high castle) del visionario Philip K. Dick, este cómic evoca al viejo Oeste, cuando los primeros colonizadores penetraron en territorio indio.

Tras el impacto de un cometa en Kansas en 1908, el país estará dividido en varias naciones soberanas, concretamente siete: las siete Naciones de América, conformadas por La Unión, los viejos estados del Norte; el Armisticio, el nombre que recibe el cráter que dejó el asteroide, donde se custodian nada menos que las profecías que describen el Armagedón–; los viejos estados sureños engloban la Confederación; la República de Texas y el Reino de Nueva Orleans, de mayoría afroamericana; la llamada Nación sin Fin (formada por los estados del norte, que poseen una tecnología vanguardista) y, en otro guiño de ucronía que recuerda a la nación estadounidense controlada por los Japoneses tras su victoria en la Segunda Guerra Mundial (junto a los nazis) en El hombre del castillo, se encuentra la llamada República Popular de América, en este caso en la costa Oeste, controlada por una república comunista china.

En ese enorme puzle geoestratégico tendrán lugar toda una serie de increíbles tramas narrativas que solo la imaginación desbordante (y el atrevimiento) de Hickman harán posibles. Una novela gráfica futurista que a su vez es un relato del oeste, un western en estado puro. Por ejemplo, en alusión a lo «mágico», el final de todas las cosas llegará tras el cumplimiento de las profecías, y precisamente cumplir sus designios será la tarea de una serie de poderosos elegidos. Por supuesto, los textos proféticos no han terminado de escribirse y, como ha sucedidos con los escritos religiosos o revelados a lo largo de los siglos (en nuestra realidad, más allá de la ficción), están abiertos a la interpretación, lo que permitirá a aquellos que creen en ellos manipular el mensaje a su antojo.

Cosas de la condición humana. Y es que Hickman vehicula a través de la ficción distópica toda una serie de críticas a la sociedad estadounidense contemporánea, como ya hiciera en sus incursiones en el fantástico a través de Marvel. En Este del Oeste, la presentación de los poderosos y las clases sociales más altas, la búsqueda del caos y el poder, donde el cinismo es más que evidente, un crisol de culturas abocadas al enfrentamiento constante, quizá marcado por el hecho de que Hinckman concibió la obra en gran parte durante el agitado mandato de Donald Trump.

Una obra que, a pesar de contar con un crisol de personajes que destacan como protagonistas, es una historia coral, donde ninguno sobresale por encima de los otros, salvo el de La Muerte, cuya historia de tintes épicos narra el romance entre este (pues es un personaje masculino) y su esposa. Y es que Muerte, uno de los cuatro Jinetes del Apocalipsis que han renacido para destruir el mundo nuevamente, no está donde debiera: ha roto las reglas y tiene su propia Misión, una búsqueda que le llevará a través de todo el continente estadounidense en un viaje casi iniciático en el que el personaje experimentará una evolución e importantes cambios que obligan a cuestionarnos dónde acaba la maldad y comienza la bondad, y la fina línea que las separa.

Un western distópico en el que la muerte (el concepto, no el personaje) se erige en telón de fondo de la trama: solo a través de la guerra, la venganza y el asesinato podrán los personajes que pueblan sus páginas hacer justicia y hallar la paz. La violencia, por tanto, es omnipresente a lo largo de toda la saga.

He aquí el enlace para adquirir esta joya del noveno arte en la web de Norma:

https://www.normaeditorial.com/catalogo/comic-americano/este-del-oeste/este-del-oeste-integral

Vestigios del Desembarco de Sicilia 80 años después

En julio de este año se conmemoraba una de las más importantes efemérides de la Segunda Guerra Mundial: el 80 aniversario de la invasión aliada de Sicilia, nada menos que la mayor operación anfibia de la contienda que supondría el primer gran asalto a la Fortaleza Europa. Aquel fue el comienzo del retroceso del Tercer Reich en el oeste y allanó el camino para la operación de desembarco que tendría lugar menos de un año después en Normandía, el célebre Día D. Precisamente en Italia, en Montecasino, tendría lugar en 1944 una de las batallas decisivas de la Segunda Guerra Mundial, y ahora que Ático de los Libros publica un minucioso ensayo sobre el tema, recordamos el impacto que tuvo el desembarco aliado.

Óscar Herradón ©

En el mes de mayo de 1943 estaba bastante claro que los aliados intentarían una invasión del viejo continente. La pregunta que se hacían desde la Cancillería alemana y desde el Palazzo Venezia en Roma era: ¿por dónde se haría? La decisión ya se había tomado meses antes, durante la Conferencia de Casablanca, que se celebró entre los días 14 y 24 de enero de ese mismo año, donde Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y los líderes de la Francia Libre, los generales Degaulle y Giraud, reunidos en el marroquí Hotel Anfa, se inclinaron por Sicilia. Un movimiento minuciosamente orquestado para asestar una herida de muerte a los ejércitos de Hitler.

Todavía hoy son visibles en la isla italiana los rastros de los duros combates librados aquel lejano verano de 1943 del que han pasado 80 años, motivo por el que publiqué un amplio reportaje sobre la Operación Husky en la revista Muy Interesante hace unos meses: restos de búnkeres y construcciones militares en los alrededores de Gela y en muchos otros rincones. En la población de Marina di Ragusa existe un búnker sobre el que hoy ondea la bandera italiana y que está iluminado para los turistas en una época de fuerte revisitación de la Segunda Guerra Mundial, como sucede en Normandía; se llama Bunker Camemi y se ha reconvertido en museo bélico. Una placa inaugurada en 2010 recuerda a un soldado que sacrificó su vida «en defensa del suelo de la patria».

No muy lejos de Agrigento, en la playa de Piana Grande, se encuentra un grupo de varios búnkeres divididos en bloques y perfectamente conservados. Y en Monte Santa Anastasia, en Catania, se puede visitar un cementerio militar alemán donde fueron enterrados los caídos del Reich durante los combates de 1943. Allí, otra placa da la bienvenida al visitante con estas palabras: «En este mausoleo descansan 4.561 caídos alemanes. 451 son desconocidos». En la propia isla se halla el llamado «Museo Storico dello Sbarco in Sicilia 1943», donde se puede encontrar todo tipo de armamento (pesado y ligero), galerías fotográficas, propaganda, cartelería de ambos bandos, etcétera. También se pueden realizar visitas guiadas en transporte público por un ruta conocida como «Catania 1943: Operación Husky» o visitar la Catania subterránea, donde se protegieron muchos de los defensores.

Mientras algunos historiadores han sido críticos con el planteamiento y la dirección de Husky, como las grietas entre los mandos británico y estadounidense o una pobre preparación de la ambiciosa operación, el historiador James Holland, una de las voces más autorizadas hoy sobre el desembarco, se muestra en su monumental ensayo Sicilia 1943 (publicado en castellano también por Ático de los Libros) contrario a esta visión. En declaraciones a El Confidencial, señalaba en 2021 que Husky «marca el principio del profesionalismo aliado, de grandes avances operacionales, no solo tácticos. Y pienso que es en el nivel operacional –cómo se organizan los países, los recursos, el armamento, las fábricas– donde se luchan y se ganan las guerras. Ese es el hilo que falta en la narrativa de la Segunda Guerra Mundial, y una vez se revisa, emerge una imagen bastante diferente, en la que las fuerzas aliadas salen mucho mejor paradas».

El primer asalto a la Fortaleza Europa, que abriría el camino a la invasión de Normandía el 6 de junio del año siguiente, duró 38 sangrientas y agotadoras jornadas, los aliados contaron en la isla con el apoyo de la mafia siciliana (que odiaba a Mussolini y a su gobierno, curiosamente no por ser fascistas, sino por la enconada persecución que llevó a cabo contra sus pistoleros) y marcó un hito en la contienda; además, movilizó a más hombres que el Día D, algo que suele olvidarse.

PARA SABER (MUCHO) MÁS:

Menos de un año después tendría lugar la batalla de Montecasino, en la que entrarían en liza nada menos que 10 ejércitos de todo el mundo que no solo tuvieron que enfrentarse al enemigo, sino a un territorio hostil, un tiempo inclemente e incluso una erupción volcánica –la del Vesubio–. La intención de los aliados era atravesar la línea Gustav y tomar Roma. El resultado sería demoledor: 55.000 soldados aliados muertos y 20.000 alemanes. Ahora, Ático de los Libros publica Montecasino. Diez ejércitos en el infierno, el mejor libro para conocer aquel épico enfrentamiento cuando se iniciaba la fase final de la Segunda Guerra Mundial en Europa.

Gracias a su autor, el historiador militar británico Peter Caddick-Adams –autor también de Monty y Rommel, publicado por la misma editorial– la batalla de Montecasino tiene, al fin, la historia que se merece. Es el vívido relato de la pugna por hacerse con la monumental abadía que dominaba la ruta de acceso a Roma.

Caddick-Adams, exmilitar y profesor de Estudios Militares, nos brinda una visión nueva y panorámica del gran enfrentamiento entre los Aliados y la Alemania nazi, analiza la estrategia militar de la campaña y nos traslada en el tiempo y el espacio hasta el fragor del combate para dar voz, mediante material inédito y testimonios que ha recogido personalmente, a los héroes que, durante cuatro meses, lucharon y perecieron en el infierno italiano.

Un libro que The Wall Street Journal ha descrito con estas palabras: «Un brillante estudio de los obstáculos y las posibilidades de las coaliciones». He aquí el enlace para adquirirlo en la web de Ático de los Libros: