Ático de los Libros: 15 años de amor a la cultura

Ático de los Libros, una de las editoriales favoritas del Pandemónium, cumplió este 2025 quince años de historia, y con motivo de tan importante efeméride (no es fácil en estos tiempos apostar por la cultura en papel y mantenerse en el candelero) lanza tres ediciones especiales de títulos clásicos de su catálogo.

Óscar Herradón ©_

Aprovechamos en primer lugar este post para darles nuestra más sincera enhorabuena, y analizamos estos tres títulos imprescindibles en la biblioteca de todo curioso, muy diferentes entre ellos pero igualmente atractivos, todas ediciones de lujo en tapa dura con cantos pintados que harán las delicias de los bibliófilos:

Los Templarios (Dan Jones)

En primer lugar destacamos el título que más nos cautiva en Dentro del Pandemónium, un ensayo histórico de la calidad a la que acostumbra la editorial centrada en los monjes guerreros que protegieron los caminos de Tierra Santa y acabarían, en todo un complot orquestado por la corona francesa y el papa en el siglo XIV, siendo defenestrados, perseguidos y sus miembros ejecutados en la hoguera acusados de los más oscuros crímenes contra Dios. Esta historia definitiva de la Orden del Temple viene firmada por el historiador británico especializado en la Edad Media Dan Jones, del que Ático de los Libros ha publicado más títulos, entre ellos el reciente La guerra de las Dos Rosas, del que en breve nos ocuparemos en el Pandemónium, Los Cruzados. La épica historia de las guerras por Tierra Santa –el mejor complemente al título que reseñamos para comprender aquel crucial periodo histórico– y Poder y tronos. Una nueva historia de la Edad Media. Eso en el campo del ensayo historiográfico, porque en la novela histórica, Ático de los Libros ha publicado también de Jones los títulos Los Lobos de Invierno y Los perros de Essex.

Jerusalén, 1119. Tras la violencia de la Primera Cruzada, un pequeño grupo de caballeros en busca de redención decide fundar una nueva orden religiosa con el objetivo de proteger a los peregrinos cristianos en sus viajes a Tierra Santa. Desde este humilde origen, los templarios crecerían durante los siguientes dos siglos hasta convertirse en la orden religiosa más rica y poderosa de la cristiandad. Su espectacular final, cuando un rey envidioso, Felipe IV el Hermoso de Francia, los acuso de herejía, blasfemia y orgías (cuentan que el gran maestre de la Orden, Jacques de Molay, lanzó una maldición contra el monarca y el papa, que murieron poco después, antes de ser quemado en la hoguera), no hizo sino acrecentar su leyenda, que perdura hasta nuestros días.

Jacques de Molay.

Dan Jones aborda la trepidante historia de la Orden del Temple, entrelazada con las cruzadas en Tierra Santa y en España, y crea con su elegante prosa un retrato fidedigno y vívido de los templarios, desde sus combates ataviados con sus icónicas túnicas blancas con una gran cruz roja, hasta la sofisticada red financiera que tejieron en toda Europa, convirtiéndose en los «banqueros» del Viejo Continente, donde gozaron de notables privilegios y el favor de reyes, nobles, pontífices y emperadores. Una historia épica de guerra, religión, dinero y poder cuyo sorprendente desenlace, el famoso viernes 13 de 1312, constituye uno de los momentos más fascinantes y oscuros de la historia medieval.

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https://aticodeloslibros.com/inicio/368-los-templarios.html

La chica salvaje (Delia Owens)

El segundo título que conmemora el 15 aniversario de la editorial con una edición especial es La chica salvaje, una novela exquisita, una oda a la naturaleza y a lo salvaje, obra de Delia Owens, convertida en fenómeno literario con más de 22 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y traducida a más de 40 idiomas.

Owens.

Durante años, los rumores de la existencia de la Chica Salvaje han perturbado la vida de la pequeña localidad de Barkley Cove, un tranquilo pueblo de pescadores en Carolina del Norte. Abandonada a los seis años, Kya es una joven sensible, inteligente y de una belleza insólita que ha sobrevivido en soledad en las marismas, con la naturaleza como única amiga. Es una superviviente nata. Su solitaria vida se complica cuando un hombre aparece asesinado en el pantano y la acusan del crimen. Entonces, todos sus misterios saldrán a la luz.

Una magistral novela que nos habla de los secretos del ser humano, las pulsiones que nos mueven y la verdadera naturaleza del amor y del odio, de la que Entertainment Weekly ha dicho: «Conmovedora. Una exploración original del aislamiento y la naturaleza desde la perspectiva de una mujer».

Las siete muertes de Evelyn Hardcastle (Stuart Turton)

Y el tercer título conmemorativo es otra vibrante novela, Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, de Stuart Gordon, uno de los más exitosos de la editorial, una extraordinaria mezcla de Agatha Christie, Atrapado en el Tiempo, Origen y Black Mirror. Ahí es nada. Lo que comienza como una celebración termina en tragedia. Los Hardcastle han organizado una fiesta en Blackheath, su casa de campo, para anunciar el compromiso de su hija pequeña, Evelyn. Al final de la noche, cuando los fuegos artificiales estallan en el cielo, la joven es asesinada.

Pero Evelyn no morirá solo una vez. Hasta que Aiden Bishop, uno de los invitados, no resuelva el asesinato, el día se repetirá constantemente, siempre con el mismo triste final.

Turton.

La única forma de romper este bucle es identificar al asesino. Pero cada vez que el día comienza de nuevo, Aiden se despierta en el cuerpo de un invitado distinto. Y alguien está decidido a evitar que Aiden escape de Blackheath. Un título que ha sido merecedor del Premio Costa y finalista del prestigioso CWA Gold Dagger Award, del que The Times ha dicho: «Complejo, fascinante y sorprendente. Te dejará con la boca abierta».

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Malleus Maleficarum: el libro más peligroso de la historia (I)

La obsesión de la iglesia por erradicar los cultos paganos de brujas y hechiceros, a los que consideraba enemigos mortales de Dios, necesitaba dotarse de un texto que convirtiese en oficial el procedimiento a seguir para la lucha contra el Maligno. En este contexto apareció un libro que ha sido descrito en numerosas ocasiones como «el más funesto de la historia literaria». Con motivo de la publicación de Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna (Debate), recordamos el origen de este pérfido volumen.

Óscar Herradón ©

Krämer

Conocido popularmente como «Martillo de Brujos» –Hexenhammer–, fue obra de los inquisidores dominicos Heinrich Krämer –pseudónimo de Enrique Institoris– y Jacob Sprenger. Su maléfica obra se comenzó a escribir a raíz de que el pontífice Inocencio VIII publicase en Estrasburgo su bula Summis desiderantes affectibus, conocida también como «Bula Bruja» y tradicionalmente «Canto de guerra del infierno», el 9 de diciembre de 1484, dirigida, según el vicario de Cristo, a subsanar los errores que el Tribunal del Santo Oficio había cometido en torno a los procesos de brujería.

Reproduciré a continuación algunos extractos de dicha bula que no tienen desperdicio donde se puede apreciar claramente la línea que, a partir de entonces, seguirán los manuales conocidos como «martillos de brujas» y que marcarían el inicio de una política de terror en toda Europa:

Bula de Inocencio VIII

«Nos anhelamos con la más profunda ansiedad, tal como lo requiere Nuestro apostolado, que la Fe Católica crezca y florezca por doquier, en especial en este Nuestro día, y que toda depravación herética sea alejada de los límites y las fronteras de los fieles, y con gran dicha proclamamos y aun restablecemos los medios y métodos particulares por cuyo intermedio Nuestro piadoso deseo pueda obtener su efecto esperado […]».

«Por cierto que en los últimos tiempos llegó a Nuestros oídos, no sin afligirnos con la más amarga pena, la noticia de que en algunas partes de Alemania septentrional […] muchas personas de uno y otro sexo, despreocupadas de su salvación y apartadas de la Fe Católica, se abandonan a demonios, íncubus y súcubus, y con sus encantamientos, hechizos, conjuraciones y execrables embrujos y artificios, enormidades y horrendas ofensas, han matado a niños que estaban aún en el útero materno, lo cual también hicieron con las crías de los ganados; que arruinaron los productos de la tierra, las uvas de la vid, los frutos de los árboles; más aún, a hombres y mujeres, animales de carga, rebaños […] estos desdichados, además, acosan y atormentan a hombres y mujeres y animales con terribles dolores y penosas enfermedades…; impiden a los hombres realizar el acto sexual y a las mujeres concebir…; por añadidura, en forma blasfema, renuncian a la Fe que les pertenece por el sacramento del Bautismo, y a instigación del Enemigo de la Humanidad no se resguardan de cometer y perpetrar las más espantosas abominaciones y los más asquerosos excesos […]».

«…y otorgamos permiso a los antedichos Inquisidores –Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger- […] para proceder, en consonancia con las reglas de la Inquisición, contra cualesquiera personas, sin distinción de rango ni estado patrimonial, y para corregir, multar, encarcelar y castigar según lo merezcan sus delitos, a quienes hubieran sido hallados culpables, adaptándose la pena al grado del delito. […] Por Nuestra suprema Autoridad, les garantizamos nuevamente facultades plenas y totales».

Inocencia VIII

El pontífice continúa, en los mismos términos de credulidad supersticiosa, con su sermón antiherético para concluir ofreciendo a los inquisidores todos los medios a su alcance en la lucha contra el mal. Esta iniciativa, por la que se equiparaba el maleficio al grado de herejía, recayendo en la esfera competencial de la Inquisición, servirá de incentivo a las calenturientas mentes eclesiásticas para llevar a cabo un genocidio sin precedentes, basado  únicamente en la creencia en antiguas leyendas y supersticiones grecorromanas adaptadas al Medievo –tales como la capacidad de volar de dichas brujas o su gusto por la carne de los infantes– y en un miedo irracional fruto más del desconocimiento y del temor supercheril que del análisis.

La Bula Summis Desiderantis fue el empujoncito que necesitaban los autores de los «martillos» para dar forma a unas obras enfermas, incoherentes, retóricas y pedantes (aunque fascinantes para el investigador) que, por desgracia, fueron tenidas muy en cuenta durante siglos como códigos a seguir para torturar y asesinar a personas, en su gran mayoría inocentes, al menos de delitos sobrenaturales.

Un exitoso engaño para burlar la censura

El citado Enrique Institor, un teólogo de avanzada edad que había ejercido como inquisidor para el sur de Alemania desde el año 1474, incluyó la polémica Bula contra brujas de Inocencio III al comienzo del «Martillo». De esta forma, el dominico se aseguró la eficacia de su distribución, simulando una autorización papal que no era tal y que brindaba a la obra una oficialidad que, de no existir, hubiese provocado su secuestro en las máquinas de la imprenta. El invento de Gutenberg constituyó una auténtica revolución en la edición de libros, que debían mucho, en el desorbitado aumento de su difusión, al todavía reciente y revolucionario descubrimiento. Dicho avance en el mundo editorial supo aprovecharlo ingeniosamente Institor, como buen propagandista, al igual que la reciente aparición de la prensa, en una época en la que todavía se dejaban ver los efectos que causara, a lo largo de muchos siglos, el oscurantismo medieval, en el que el saber estaba reservado a unos pocos, en su mayoría eclesiásticos.

El éxito del «Martillo» fue enorme. Publicado en 1486, dos años después de que viese la luz la bula Summis desiderantes affectibus, en menos de dos siglos el Malleus Maleficarum contó con 29 ediciones. En 1520 ya contaba con 13 ediciones, mientras que entre 1547 y 1669 llegó a 16, si bien no constan el lugar ni la fecha de publicación. La obra de Krämer se erigió como fuente de inspiración de todos los tratados posteriores sobre el tema, a pesar de que su propia composición debía casi todo a textos previos tales como el Formicarius (1435) y el Praeceptorium, del teólogo alemán y prior dominico Johannes Nider.

Este post tendrá una inminente continuación en «Dentro del Pandemónium».

PARA SABER ALGO (MUCHO) MÁS:

Llevo una buena cantidad de años sumergiéndome en todo tipo de literatura relacionada con la brujería, la Inquisición y el ocultismo, pasión que comenzó con la llegada a la redacción de mi añorada revista Enigmas hace la friolera de casi 20 años. Así que cuando se publica un nuevo título centrado en el tema suelo estar atento y no tardar en hincarle el diente, y aunque abundan los textos superficiales o «corta-pega» en este mundo de edición a veces sin control física y digital, lo cierto es que algunos trabajos sorprenden por su meticulosidad y buen hacer.

Es el caso del ensayo Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna, que acaba de lanzar la editorial Debate, uno de los paladines de la divulgación histórica en nuestro país, de la autora Adela Muñoz Páez que, curiosamente, no es ni antropóloga ni historiadora, ni siquiera periodista, sino catedrática de Química Inorgánica en la Universidad de Sevilla, eso sí, responsable de exitosos libros de divulgación como Historia del Veneno (2012), Sabias (2017) y Marie Curie (2020), todos ellos publicados en Debate.

Muñoz Páez explora el proceso por el que a comienzos de la Edad Moderna, en el Viejo Continente hoy asolado por nuevas e incomprensibles guerras, se persiguió a centenares de miles de personas, la mayoría mujeres, y se asesinó, que quede constancia documental, a unas 60.000, en el marco de una sociedad patriarcal y temerosa de Dios, profundamente machista, en la que la Iglesia católica (y también la protestante, en cuyo seno se produjo una persecución mucho más virulenta y sanguinaria, mal que le pese a la leyenda negra) decidiría el rumbo a seguir de toda la sociedad, de reyes a labradores.

Alonso de Salazar y Frías

Una institución gobernada por hombres profundamente misógina y que convirtió a la mujer en el chivo expiatorio de todos los males, los del «averno» incluidos. Un libro, además, que desmonta mitos, como que España fue una de las naciones más intolerantes en este punto (fruto nuevamente de la leyenda negra, lo que no exime a nuestro país de ser uno de los principales azotes de protestantes y judaizantes), que las penas más crueles las impuso la Iglesia (no fue así, sino los tribunales civiles) o que la Inquisición fue el principal brazo ejecutor de la caza, pues, curiosamente, se erigió en uno de sus principales opositores (no en vano, fue precisamente el inquisidor burgalés Alonso de Salazar y Frías, que se incorporó al tribunal que juzgó el caso de las brujas de Zugarramurdi cuando ya se habían impuesto la mayoría de penas, el responsable de echar el freno a la Caza de Brujas en nuestro país).

Un completo recorrido por la brujería en la historia moderna que a pesar de su título no se circunscribe únicamente al continente europeo y también se ocupa de casos trasatlánticos como el de Salem, que tiene algunos puntos en común con el de Zugarramurdi (ficciones, presiones eclesiásticas, envidias, teriantropía…) aunque tuvo lugar casi 100 años después y a miles de kilómetros de los frondosos bosques navarros.

He aquí la forma de adquirir el ensayo:

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Piratas y filibusteros: los saqueadores del océano (II)

Hermandades secretas, maravillosos tesoros escondidos, mapas imposibles, barcos encantados… y al margen de la leyenda, mucha historia. Hace tiempo que el tema de la piratería pasó de ser un recurso romántico de la literatura y el cine a convertirse en objeto de estudio de los historiadores más prestigiosos. Ahora, la editorial Crítica publica el que puede ser el ensayo definitivo sobre estos «outsiders» del pasado… y del presente, pues la piratería vuelve a ser algo trágicamente común en ciertas partes del planeta.

Por Óscar Herradón ©

Uno de los piratas más conocidos es sin duda Francis Drake, quien abordó las naves españolas y francesas al servicio de la reina inglesa Isabel I. A él se atribuyen saqueos en las colonias de la costa de Panamá y la captura de hasta cien buques de nacionalidad española su devastación fue tal que el monarca Felipe II llegó a ofrecer 20.000 ducados por su cabeza. Una de sus acciones más famosas fue el asalto al puerto Nombre de Dios, conocido también como «el almacén de los tesoros del mundo», aunque el sabotaje que le haría pasar a la historia de la piratería fue la captura del navío «Nuestra Señora de la Concepción» en el Pacífico, llamado también «cagafuegos», por ser el barco mejor equipado de la escuadra española en la zona.

El navío transportaba tres cofres con monedas, unos cuarenta kilos de lingotes de oro y al menos veintiséis toneladas de plata. Tres años después arribó al puerto inglés de Plymouth tras una dificultosa y larga travesía, con el botín intacto. A bordo del Golden Hind, capitaneado por Drake, la mismísima Isabel I le concedió el título de Sir. Durante años el corsario trabajó a las órdenes del conde de Essex, servidor de la Corona inglesa, y hay quien afirma que mantuvo una relación amorosa secreta con la llamada Reina Virgen, aunque no existen pruebas que demuestren dicha hipótesis.

Gracias a sus incursiones y a su servicio al gobierno británico logró reunir una de las fortunas más grandes de toda Inglaterra. En uno de los episodios más cruciales de la historia naval, la lucha contra la «Armada Invencible» filipina, Drake comandó como vicealmirante una de las escuadras inglesas que echaron por tierra las ambiciones del rey español y los sueños hegemónicos de todo un país. Murió de malaria en las cercanías de Portobelo al regresar de su última misión, en la que, extrañamente, había fracasado.

5 tesoros perdidos que aún puedes encontrar…

El Mapa de Lüe

Un supuesto códice masónico y uno de los «mapas del tesoro» más controvertidos que aún no se han desvelado. Es conocido como «Mapa de Lüe» y al parecer se trata de un galimatías que, debidamente decodificado, llevaría hasta un ostentoso tesoro nazi formado por cien toneladas de lingotes de oro que Hitler y sus esbirros habrían enviado a sus seguidores al otro lado del Atlántico, una suerte de quintacolumnistas. Supuestamente, este enigma histórico lo sacó a la luz el cazatesoros alemán Karl von Mueller, que sería el autor del libro The Mater Hunter Manual, aunque es casi seguro que se trata de una farsa. Un texto cifrado en símbolos masónicos a lo Dan Brown a la espera de que un «lumbreras» los desentrañe que incluso fue nombrado en la película La Búsqueda (2004).

El botín de Jesse James

Leyenda inmortal del Lejano Oeste, al forajido Jesse James (1847-1882) se le atribuyen numerosas riquezas acumuladas durante sus numerosos atracos que habría escondido antes de ser asesinado a traición por su compinche Robert Ford. El minero Ben Morton, que falleció en 1930, dedicó muchos años de su vida, algo ya habitual, a buscar el tesoro del bandido en las montañas de Missouri. Cuando murió, entre las pertenencias de Morton se encontró un extraño documento que tomó el nombre de «Mapa de Wolf» –debido a que está encabezado por la imagen de un lobo–. Al parecer, el viejo minero lo obtuvo del sacerdote que dio la extremaunción al hermano de Jesse, Frank James. Al menos eso reza la leyenda. Hasta hoy, el mapa –un diseño tosco e incluso algo infantil– no ha llevado a ningún sitio. Todo apunta a un fraude.

El tesoro de Yamashita

En 1944, el general japonés Tomoyuki Yamashita, el «Tigre de Malasia», asumió el mando de las tropas niponas en Filipinas, y recibió un extraño encargo: poner a salvo un tesoro fruto de la confiscación de bienes y del expolio en Malasia, China o Taiwán; una ingente cantidad de oro que previamente habría ocultado en Singapur la sociedad secreta Kin no Yui («Lirio Dorado») con la colaboración de la Yakuza. Yamashita debía trasladarlo a Filipinas para desde allí embarcarlo hacia Japón, pero ante la inminente invasión aliada tuvo que enterrarlo en 157 lugares distintos de la isla Bacuit Bay y otras zonas de Filipinas, junto a los soldados japoneses y prisioneros que mandó ejecutar para que no revelasen el secreto.

El 23 de febrero de 1946 Yamashita fue ejecutado por los estadounidenses sin revelar su paradero, aunque fuentes de aroma conspiracionista apuntan a que la OSS –antecesora de la CIA– supo de su ubicación y se lo comunicó al presidente Truman, un botín que serviría para financiar la lucha anticomunista de posguerra. Es más probable que parte del oro lo hubiera confiscado el dictador filipino Ferdinand Marcos (1917-1989) al cerrajero Rogelio Rojas, quien dijo haber tenido acceso a un mapa que había pertenecido a un soldado japonés. Fuera cual fuese la verdad, muchos filipinos continúan buscando el tesoro enterrado en su territorio.

La mina del Holandés Perdido

En las Montañas de la Superstición, en Arizona, un escenario que ya de por sí invita a la ensoñación, circulan numerosas leyendas aborígenes. Lugar icónico del Viejo Oeste, esta árida región es el epicentro de una historia bautizada como la «mina del holandés perdido» –o del alemán, depende de la versión–, un episodio supuestamente verídico aderezado de tantos condimentos que ya es difícil discernir la realidad de la mera quimera. Una mina descubierta en el siglo XVI que al parecer explotaron primero los jesuitas hasta que fueron pasados a cuchillo por los apaches. Aunque este punto no está muy claro. A mediados del siglo XIX, la mina perteneció al español Miguel de Peralta, quien descubrió oro en la misma y la explotó hasta que él y sus trabajadores fueron masacrados también por los apaches.

En 1862, el aventurero alemán Jacob Waltz, que exploró gran parte del territorio estadounidense y tuvo conocimiento de aquella historia, dijo haber encontrado la mina y solía mostrar como prueba una cantidad de oro equivalente a unos 60.000 dólares. Nunca quiso regresar por miedo a los apaches –decía–, pero dibujó un mapa que vendió por mucho dinero. Aquellos que fueron en su busca jamás regresaron, al parecer, víctimas de una maldición… Aún hoy, son numerosas las personas que se aventuran a las Superstition Mountains en busca de la mina perdida.

El tesoro del Olonés

El Olonés era el apodo con el que se conocía al sanguinario pirata Jean-David Nau, que, cuentan, era capaz de arrancar el corazón de sus prisioneros y comérselo crudo y que hizo acopio de un gran botín durante sus abordajes. Un anciano pescador de nombre Joaquín Garrido, que afirmaba descender de algunos miembros de la tripulación del Olonés, tuvo su momento de gloria cuando, en 1924, le dio a unos americanos de vacaciones en Cuba un mapa que señalaba el lugar donde había escondido sus riquezas: mil libras en lingotes ocultas en algún lugar de la isla cubana de Cayo Francés –Villa Clara–. Un mapa que parece claramente falso, e incluso tosco y un tanto infantil, pero que animó a muchos cazatesoros a ir en su busca.

PARA SABER ALGO (MUCHO) MÁS:

La editorial Crítica lanzó recientemente un vibrante ensayo que lleva ya varias ediciones. Se trata del libro Piratas. Una historia desde los vikingos hasta hoy. Su autor es Peter Lehr, profesor de estudios sobre terrorismo en The Handa Centre for the Study of Terrorism and Political Violence de la Universidad de St. Andrews, en Escocia. Ha firmado otros exitoso ensayos, como Counter-Terrorism Technologies: A Critical Assessment o Militant Buddhism: The Rise of Religious Violence in Sri Lanka.

En su último libro, de espíritu fundamentalmente divulgativo, lo que logra gracias a su facilidad de lectura y un ritmo que no cae en ninguna de sus páginas, aunque aportando la precisión del especialista, aborda la piratería desde tiempos inmemoriales hasta la misma actualidad, donde, debido a diversas circunstancias de este tumultuoso siglo XXI, ha resurgido con fuerza. Y Lehr sabe de lo que habla, pues uno de sus trabajos más exitosos se centraba precisamente en este punto, el terrorismo marítimo: Violence at Sea: Piracy in the Age of Global Terrorism.

Desde los vikingos y los piratas Wako medievales hasta los asaltantes somalíes de la actualidad, Lehr analiza la motivación que lleva a algunos individuos a convertirse en piratas, así como su organización, la violencia en el mar y las tácticas de terror utilizadas para saquear barcos y regiones costeras. También se ocupa del papel del Estado en el desarrollo de la piratería desde los corsarios que actúan bajo una autoridad legítima hasta los piratas que operan tomándose la justicia por su mano, y explora cómo la combinación de factores estructurales como la debilidad de la vigilancia marítima y la liberalización del comercio ha hecho posible que la piratería persista hasta nuestros días.

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https://www.planetadelibros.com/libro-piratas/333733