La Cacería Salvaje. La procesión espectral en tierras nórdicas

En la mitología vikinga, Odín era representado en ocasiones cabalgando por el aire sobre su corcel de ocho patas a gran velocidad en medio de la tormenta, acompañado de un séquito de espíritus incorpóreos sobre corceles jadeantes con perros ladrando. Aquella turba guerrera sobrenatural era conocida como «la Cacería Salvaje», una suerte de procesión de ánimas a medianoche que con sus particularidades es recogida por los mitos de varios pueblos.

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De hecho, con sus diferencias con los cultos nórdicos, en España adquiere diversas formas y nombres: la Huéspeda o la Güestia en León y Asturias, la Genti de Muerti en las Hurdes, Estantigua en Castilla (derivado de Hoste Antica y Hestantigua) y la célebre Santa Compaña del folclore gallego. Todas ellas, por lo general, presagian la muerte o son portadoras de malos augurios. De hecho, esa tradición en parte se debe a una herencia de origen céltico que en Irlanda tiene su propia manifestación en los denominados Banshees, espíritus femeninos que según la mitología se aparecen a las personas para anunciar con sus llantos y gritos la muerte de un familiar; una suerte de «hadas verdes» mensajeras de otro mundo o, en otras interpretaciones, ángeles caídos del folclore irlandés.

Volviendo a la Cacería Salvaje nórdica, Jacob Grimm, uno de los hermanos que dieron forma a los inolvidables cuentos infantiles, recogió en Deutsche Mythologie (1835) alusiones a esa siniestra partida de caza en la que un grupo de cazadores fantasmales y oscuros, a caballo y acompañados de perros furiosos, se manifestaba a algún viajero en una especie de montería celeste de mal agüero. Aunque fascinado por el pasado germánico y el paganismo interpretó mal algunas señales y recogió los mitos pecando de escaso cientificismo, fue Grimm quien bautizó dicha procesión espectral como Wilde Jagd («Caza Salvaje»).

Cuando las gentes oían el rugido del viento, temerosas, gritaban ruidosamente, para evitar ser arrastrados por la furiosa comitiva. Incluso tras la implantación del cristianismo, las gentes del norte seguían temiendo las tormentas. ¿Y qué cazaban aquellos espectros a lomos de corceles? Dependiendo de la saga nórdica a la que nos remitamos, el trofeo podía ser un caballo salvaje, un jabalí visionario o las Doncellas del Musgo –Ninfas de la madera–, simbolizadas por las hojas caídas en otoño.

Un mito largamente extendido

En distintos lugares de la vieja Europa, era una forma alegórica de explicar las tormentas. Se encuentran mitos similares en Polonia, Suiza, Inglaterra, Austria, la propia España, Francia… Ser testigo de la Cacería Salvaje podía presagiar la muerte de un familiar o la propia, pero también el anuncio profético de alguna catástrofe, ya fuera en forma de guerra o de plaga como la peste negra, tan extendida en la Edad Media. Los testigos podían optar por arrojarse al suelo –y sentir sobre sus atormentadas espaldas los cascos de las monturas–, o bien dejarse llevar por la partida, lo que podía arrojarlos lejos de sus casas o provocarles la muerte por la furiosa embestida, por lo que pasaban a convertirse en uno de más de la comitiva nocturna, algo relativamente similar a la Santa Compaña y sus luceros.

En ciertas zonas de Gran Bretaña, la Cacería Salvaje se relacionaba con perros de presa infernales que perseguían a los pecadores y a aquellos que no habían sido bautizados, por obra y gracia de la institución eclesial. Con el paso de los siglos, en alguna zonas como el norte de Inglaterra el mito se fue modificando y los dioses nórdicos originarios (como Wotan u Odín) fueron dando paso a otras deidades o héroes populares como el corsario y azote de la flota hispánica sir Francis Drake, o el mismísimo Rey Arturo en la Bretaña francesa. En otros rincones de Francia, comandaba la cacería Carlomagno, acompañado de su fiel paladín Roldán.

En Cataluña el líder de tan siniestra comitiva, según una popular balada, era el Conde Arnau (Comte Arnau), un noble legendario oriundo del Ripollés, cuya crueldad le condenó a conducir durante toda la eternidad a los perros cazadores mientras su carne es devorada por las llamas. La Cacería Salvaje fue un mito de origen principalmente nórdico que muy probablemente se extendió –adquiriendo diferentes formas y particularidades dependiendo de la zona– con las conquistas vikingas de Europa.

PARA SABER ALGO (MUCHÍSIMO) MÁS:

Si lo que queremos es una visión global (pero exhaustiva) de los señores del norte, nada mejor que sumergirnos en las páginas de Vikingos. La historia definitiva de los pueblos del norte, de Neil Price, que ha publicado recientemente la editorial de referencia Ático de los Libros.

Price es un distinguido profesor y catedrático de Arqueología en la Universidad de Upsala, en Suecia. Ha investigado, enseñado y escrito sobre la época vikinga durante casi treinta y cinco años y es autor de diversos trabajos. En el presente ensayo, el autor presenta por vez primera un retrato fidedigno de los vikingos basado en las últimas investigaciones y descubrimientos arqueológicos. Y es que la época vikinga fue testigo de una expansión sin precedentes de los pueblos escandinavos, durante la cual comerciantes, piratas, exploradores y colonizadores nórdicos viajaron desde América del Norte hasta las estepas asiáticas y navegaron por todos los mares, conquistando gran parte de Inglaterra, Irlanda, Escocia, Gales, Islandia y Groenlandia. Sin embargo, durante siglos, estos pueblos vikingos se han presentado a través de una óptica distorsionada para satisfacer los gustos de cronistas medievales, dramaturgos de la Inglaterra isabelina, potencias imperialistas y otros intereses.

En un épico recorrido que abarca desde la caída del Imperio romano al siglo XII, Price rastrea el origen de los vikingos, nos descubre su cultura y cosmología, y explica qué los impulsó a lanzarse a las razias y saqueos que los hicieron temidos en toda Europa. El autor nos muestra a estos aguerridos hombres tal y como ellos mismos se veían. En las páginas de este absorbente ensayo cobra vida un pueblo totalmente distinto a nosotros, glorioso pero terrible, nacido del frío invernal, la guerra y el comercio, sangriento a la vez que exquisito.

Una historia monumental sobre uno de los periodos más fascinantes del pasado que cambió para siempre el rumbo del continente europeo de la que el escritor británico Tom Holland, viejo conocido del Pandemónium, ha dicho: «Esta es la historia de los vikingos más brillante que uno puede leer». ¿Qué más se necesita?

10 cosas que quizá no sabías de Tutankamón

El pasado 4 de noviembre de 2022 se cumplieron 100 años del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, en El Cairo, probablemente el hallazgo arqueológico más célebre de la historia. He aquí algunas de las curiosidades sobre el faraón y los responsables de sacar a la luz su momia tras miles de años bajo la arena del desierto.

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No ha lugar aquí para narrar una historia tantas veces contada, pero que se reinventa una y otra vez al salir a la luz nuevas revelaciones que año tras año descubren algo nuevo de aquel faraón-niño que vivió hace milenios. Pero teniendo en cuenta tal efeméride, fueron numerosas las novedades centradas en el personaje de las que ahora, cinco meses después, nos hacemos eco en el Pandemónium (algunas, claro, y solo en castellano) tras destacar 10 curiosidades sobre el insigne egipcio y su tumba para abrir boca.

Howard Carter

–Tras siete años realizando excavaciones en el Valle de los Reyes, Lord Carnarvon, el mecenas del arqueólogo más famoso de todos los tiempos (con permiso de Indiana Jones), Howard Carter, estaba a punto de perder la paciencia –y retirarle los fondos– por lo que consideraba ya una empresa fallida cuando, el 4 de noviembre de 1922, el británico descubrió la tumba primeramente llamada KV62, donde se hallaban los restos sin profanar (casi) de Tutankamón, el mausoleo faraónico mejor conservado jamás encontrado en el país del Nilo.

–La tumba albergaba un ajuar funerario formado por nada menos que 5.398 objetos (catalogarlos sin sufrir algún que otro «extravío» fue una auténtica odisea), entre ellos los utensilios más personales del faraón-niño, incluidos ¡sus calzoncillos! Se trataba de la primera prenda interior documentada de la historia (lo que no quiere decir que fuera la primera usada, claro). Un lejano antepasado de los «slips», una suerte de pañal de lino en forma de triángulo invertido.

–También se encontraron más de 40 pares de sandalias –ni la mejor influencer tiene tantas en su vestidor–, algunas fabricadas en papiro y decoradas con imágenes de sus enemigos tradicionales de Nubia y Asia Central, y calzado adaptado para una malformación congénita que afectaba al faraón… ¡los primeros zaparos ortopédicos de la humanidad!

–El trono real, esde una factura técnica muy compleja y hecho de madera decorada con pan de oro, plata, pasta de vidrio y piedras semipreciosas como el lapislázuli, la cornalina y la turquesa, de una complejidad extraordinaria en su elaboración. Mide 100 centímetros de altura por 54 centímetros de ancho y 60 de longitud. Está construido en oro laminado con imágenes en sobrerrelieve que encierran un fascinante universo alegórico: en la escena se observa a la pareja real, Tutankamón y su Gran Esposa Real, la «Dadora de Herederos», la reina Anjesenamón, una de las numerosas hijas (tuvieron 90) del rey hereje Akenatón y de Nefertiti.

–Los egiptólogos e historiadores suelen dividir el célebre Libro de los Muertos en cuatro grandes secciones. La primera abarca de los capítulos 1 al 16, y señala los pasos por los que el difunto entra en su tumba y accede al inframundo egipcio (la Duat) para después recuperar el habla y el entendimiento tras el trance de la muerte. La segunda sección abarca de los capítulos 17 al 63 y recoge el origen mítico de varios dioses, señalando la necesitad de que el muerto vuelva a la vida y pueda renacer como «el Sol matinal». Los capítulos 64 al 129 abarcan la tercera parte, donde se narra el viaje del fallecido a través del más allá a bordo de la Barca Solar y su descenso a la Duat para encontrarse con Osiris (la deidad principal del panteón egipcio) al caer la noche. El cuarto y último bloque recoge los capítulos 130 a 189, donde se cuenta cómo el espíritu del difunto asume el poder del Cosmos después de que su figura sea reclamada por los dioses y supere el juicio de Osiris tras el peso de su alma en la balanza manejada por Anubis, el dios chacal.

–De las 62 tumbas ocultas en el Valle de los Reyes, tan solo 24 pertenecen a faraones.  Curiosamente, la tumba de Tutankamón era de las más pequeñas de su dinastía, lo que para los expertos confirma el hecho de que el faraón-niño fue enterrado de forma improvisada a causa de su repentino fallecimiento, por causas naturales o… ¿asesinato?

Hatshepsut

–En sus comienzos, trabajando bajo la dirección de arqueólogos de renombre como Édouard Naville, William Matthew Flinders Petrie y el financiero estadounidense Theodore M. Davis, Howard Carter realizó varios descubrimientos arqueológicos importantes, como las tumbas de Tutmosis IV y la de Hatshepsut en 1903, esta última dentro de la cámara KV60 del Vale de los Reyes. El inglés era un explorador metódico que plasmaba en sus diarios una documentación extraordinaria, de enorme utilidad para generaciones posteriores de arqueólogos (incluso a día de hoy). Aunque cambió la historia de Egipto, según reveló Nora Shawki a National Geographic en el país del Nilo no se le considera un héroe sino más bien «un colonialista que descubrió una tumba y desató la egiptomanía en el extranjero».

Lord Carnarvon

–Entre las miles de páginas que se escribirían tras el hallazgo se filtró también el rumor sobre una terrible maldición que caería sobre aquel que se atreviera a profanar la tumba. Dos meses después del descubrimiento, Lord Carnarvon, presente en su apertura, fallecía en El Cairo de forma inesperada a los 56 años, oficialmente por «una neumonía sobrevenida de erisipelas», pero pronto comenzó a forjarse la leyenda de una «venganza sobrenatural» a la que contribuyeron otras muertes extrañas: la de Arthur Mace, quien descubrió la tumba junto a Carter y fallecía antes de finalizar la titánica tarea de clasificar y sacar todos los objetos; la del hermano de Lord Carnarvon, Aubrey, el mismo año que este; la de sir Archibald Douglas Reid, artífice de radiografiar la momia del «faraón-niño»; la del magnate estadounidense de los ferrocarriles Georges Ray Gould, que murió de neumonía tras visitar la tumba, y la de Richard Bethell, secretario de Howard Carter, que murió de forma extraña, eso sí, bastantes años después, en 1929. Muchas muertes que despertaron la imaginación de las gentes gracias a los artículos de la prensa (y no solo la sensacionalista).

–La historia de la maldición de la momia fue impulsada por los rotativos contemporáneos, también por la prensa «respetable», probablemente por el Times londinense, que se hizo con la exclusiva del hallazgo arqueológico. También por las opiniones de personajes de calado, como el escritor Arthur Conan Doyle, creador del inolvidable detective Sherlock Holmes y ferviente seguidor del espiritismo,  quien según publicó la prensa de entonces achacó la muerte de Lord Carnarvon a un «mal elemental» que cobijaba la tumba desde hacía milenios y que se vengó de sus profanadores. También echó leña al fuego de la maldición la popular novelista también británica Marie Corelli, que escribió una carta al periódico estadounidense New York World donde afirmaba conocer textos antiguos árabes que mencionaban una maldición que rezaba: «La muerte extenderá sus alas sobre todo aquel que se atreva a entrar en la tumba sellada de un faraón», y que hablaba de venenos letales depositados en las tumbas egipcias para ahuyentar a profanadores y ladrones. ¿Una estrategia de marketing?

–Por parte de médicos y egiptólogos cobró fuerza la hipótesis de gérmenes que habrían causado una infección fatal al abrir  la tumba y que permanecían en estado latente durante muchos siglos. Tampoco Howard Carter creía en la maldición, y decía: «Todo espíritu de comprensión inteligente se halla ausente de esas estúpidas ideas». De hecho, siendo el principal responsable del gran hallazgo arqueológico (y, por tanto, el profanador con más papeletas para sufrir la ira del desierto) murió 17 años después, con 64 años (una edad avanzada entonces), por la enfermedad de Hodgkin.

PARA SABER ALGO (MUCHÍSIMO) MÁS:

Tal efeméride, por supuesto, ha traído consigo todo tipo de actividades museísticas y numerosas novedades editoriales, algunas de las más interesantes recogidas en las siguientes líneas:

Tutankamón. Farón. Icono. Enigma (Ático de los Libros)

Recientemente, una de las editoriales que más miman la divulgación histórica en nuestro país, Ático de los Libros, publicaba el documentado ensayo Tutankamón. Farón. Icono. Enigma. Perdido durante tres mil años, incomprendido durante un siglo.

El hallazgo de la tumba de Tutankamón por Howard Carter hace cien años desató una tormenta en los medios de comunicación de todo el mundo, así como la fiebre por la egiptología, también en la España de aquel entonces (de hecho, dos años después del descubrimiento Carter visitaría nuestro país invitado por el duque de Alba, reconocido aficionado a la egiptología). Junto a aquellos ríos de tinta sobre el pasado del Valle de los Reyes, se filtraron innumerables leyendas que hicieron que la verdadera historia tanto del rey como de su tumba su sumieran en el olvido, salvo entre los estudiosos.

Tyldesley

La eminente egiptóloga y académica británica Joyce Tyldesley, reúne por primera vez diez semblanzas únicas a través de las cuales conoceremos al faraón adolescente y a su familia, a los antiguos embalsamadores y a los ladrones de tumbas, a los famosos exploradores y a los arqueólogos egipcios injustamente olvidados. En este fabuloso libro, el lector emprenderá un viaje que abarca desde la antigua Tebas en 1136 a.C., cuando un joven rey con la misión de restaurar su tierra encontró un final inesperado y violento, hasta la moderna Luxor en 1922 d.C., cuando el descubrimiento de su tumba dio lugar a una lugar a una lucha por su propiedad que continúa hasta la actualidad.

Es, por encima de todo, la historia de Tutankamón, probablemente tal y como él habría querido ser recordado. Dicho ensayo, que reúne tres mil años de pruebas y desvela la leyenda que rodea al faraón más famoso de Egipto, ofrece una nueva y reveladora historia de su vida, su muerte y su legado, del que el rotativo británico The Mail on Sunday ha dicho: «Muy ameno. […] La importancia de descubrir la verdad –en lugar de los mitos, rumores y escándalos del siglo pasado– pasa a primer plano», y The New York Times: «Una narración fresca y muy bien documentada de la vida y tiempos del joven rey».

Año 1325 a. C. El Año que murió Tutankhamón (Laberinto)

En su catálogo, Ediciones del Laberinto cuenta con este sugerente título que reeditaron con motivo del 100 aniversario del descubrimiento y que recrea los sucesos que acontecieron en los momentos finales del «farón-niño» de la mano de la profesora de Historia y escritora Ana María Vázquez Hoys.

Nefertiti

Un día, quizá de primavera, del año 1325 a. C., la joven reina Ankhesenamón deposita unas flores en la tumba de su esposo recién fallecido, el joven Tutankhamón. Una muerte inesperada, o puede que no tanto, una pieza más dentro del enorme tablero de juego político y religioso en el que se ha convertido Egipto desde el reinado de Akhenatón, el faraón hereje. Una lucha despiadada en la que se entremezclan las concepciones religiosas con las ambiciones políticas y la más primaria ansia de poder.

He aquí el enlace para adquirirlo en la web de la editorial:

El Libro de los Muertos y otros grandes misterios de Egipto (Pinolia)

Y si lo que queremos es una visión general, amena y preñada de curiosidades sobre el país de los faraones, recomiendo las páginas de El Libro de los Muertos y otros grandes misterios de Egipto, que publicó recientemente Pinolia, editorial del Grupo Almuzara con la que tengo el placer de haber publicado algunos capítulos en varios libros centrados en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española –de los que nos ocuparemos en breve en el Pandemónium–. La obra, escrita por prestigiosos arqueólogos y egiptólogos, está coordinada por Vicente Barba Colmenero, doctor en Patrimonio y Arqueología por la Universidad de Jaén y el Instituto Francés de Arqueología Oriental en El Cairo, por lo que ese acercamiento a los enigmas de la civilización del Nilo no es ni superficial ni fantasioso, sino que está repleto de erudición y datos comprobables.

El Libro de los Muertos, gran conocido para aquellos que como un servidor pasó tantos años en la redacción de la revista Enigmas, era una suerte de manual funerario que se inscribía en los muros de las tumbas y los féretros, el modo de asegurar, mediante invocaciones mágicas, que el difunto alcanzara el «más allá» sin contrariedades. Un texto que ha sido reeditado numerosas veces y al que podemos acercarnos en las ediciones publicadas por la Editorial Edaf.

A través de aquellas paredes repletas de sortilegios y enigmas que permanecieron enterrados bajo la arena del desierto durante siglos, los autores se adentran con los ojos del hombre actual, libre (o no tanto) de supercherías, en los rituales y misterios que rodean su vasta cultura. Y será un viaje excitante y revelador, no en vano, muchos de ellos trabajan in situ en localizaciones tan emblemáticas como el Valle de los Reyes, así como necrópolis, poblados y templos de todo Egipto.

En sus páginas seremos guiados por asuntos tan seductores como el de los amuletos y la magia en el antiguo Egipto, los pecados y castigos que se practicaban entonces, las misteriosas lámparas de Dendera, el poder del ojo de Horus, el ¿asesinato? del protagonista de este post, el malogrado Tutankamón, los textos de las pirámides y los ataúdes o la construcción de Karnak, el mayor centro de culto del mundo antiguo, y mucho más.

He aquí el enlace para adquirirlo en la web de la editorial:

10 cosas que (quizá) no sabías de E.T. El Extraterrestre

Inauguramos en el Pandemónium nueva sección con una conmemoración: nada menos que el 40 aniversario del lanzamiento de una de las cumbres del cine fantástico: E.T. el Extraterrestre, del Rey Midas de Hollywood Steven Spielberg, cuya trastienda es narrada con detalle en una joya ilustrada publicada recientemente por Norma Editorial.

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Arrancamos nueva sección en el blog. Puesto que estamos saturados de información y a golpe de click uno puede encontrar lo que quiera (siempre con la cautela de no caer en el fake o la falta de verosimilitud), eso tan mentado ahora de la infoxicación, tocaré algunos temas de actualidad (muchos, sin ser nuevos, lo están por una u otra razón), la mayoría relacionados con la publicación de novedades editoriales, de forma breve, dejando la escritura torrencial de mis habituales entradas para otros asuntos, que los habrá, sin duda. Estas son las 10 cosas que probablemente no sabías sobre aquella joya familiar que cambió para siempre el séptimo arte:

–El niño de la cinta, Elliot (interpretado por Henry Thomas) sufre por la ausencia de su padre y precisamente el divorcio de sus progenitores provocó (o al menos eso confesaba en su día) que Spielberg inventase un amigo imaginario, un extraterrestre que podía ser «el hermano que nunca tendría y el padre que sentía que ya no tenía». Fue la semilla de una de sus cintas inolvidables. Precisamente el realizador recuerda aquellos convulsos años de infancia y realiza un emotivo homenaje al cine, una carta de amor al celuloide, en la aclamada Los Fabelman.

–Spielberg ya se acercó años antes, en 1977, al tema de los OVNIs en otra de sus obras maestras, Encuentros en la Tercera Fase (que en realidad, ajustándonos al lenguaje ufológico y al título original, debió traducirse como Encuentros Cercanos del Tercer Tipo), donde contó con la colaboración del astrónomo y ufólogo Joseph Hyneck, pero muchos de los elementos que rescataría ET se hallaban en el guión de una película que nunca llegaría a realizar, una suerte de secuela de la cinta protagonizada por un Richard Dreyfuss en estado de gracia: la terrorífica Night Skies, con guión de John Sayles, donde había varios extraterrestres malvados y uno de ellos poseía un único dedo largo y huesudo que desprendía luz en la punta. ¿Os suena? Con dicha luz mataba a los animales de una granja. Por contrapartida, había uno bueno, de nombre Buddy, que tenía una hermosa relación con un niño afectado de TEA.

–Cuentan que cuando estaban en pleno rodaje de Indiana Jones. En busca del Arca Perdida, primera entrega de la célebre saga del arqueólogo que odiaba a los nazis, cuando Spielberg leyó el guión de Night Skies a la entonces novia de Harrison Ford, Melissa Mathison, esta se echó a llorar ante la relación de un extraterrestre bondadoso y un niño fruto de un hogar roto. Sería ella precisamente quien escribiría el guión de ET. El extraterrestre, y es que un trabajo suyo, El corcel negro, había cautivado a Spielberg. Según reveló el director, ella fue la responsable de la mítica frase «Teléfono, mi casa». Nada volvería a ser lo mismo para el séptimo arte.

–Puesto que el jefe de marketing de Columbia Pictures pensó que ET no tenía un gran potencial comercial y que su argumento era solo propicio para los más pequeños, la productora rechazó el proyecto y entró en el mismo Universal Pictures, que se hizo de oro: ET se convirtió en la película entonces más taquillera de la historia al recaudar 359 millones de dólares en todo el mundo; hasta el momento el récord lo tenía La Guerra de las Galaxias, con 307 millones, del colega de Spielberg (y productor de Indiana Jones) George Lucas. ¿No tenía potencial comercial? Hace unos meses la marca NECA anunciaba el lanzamiento de varias figuras articuladas de la película en el marco del 40 aniversario. Y uno que es coleccionista avisa de que no tardarán en descatalogarse y alcanzar precios desorbitados. ¿Quién no ha tenido un peluche de ET?

–La única película que conseguiría romper el récord alcanzado por la cinta sería Parque Jurásico, también firmada por el visionario Spielberg y basada en el bestseller de Michael Crichton 11 años después: nada menos que 978 millones de dólares. Y es que el realismo de sus saurios extintos provocaba escalofríos y parecía llevarnos a plena era jurásica. Solo Spielberg podía hacer aquello. Vi la cinta en el cine con 13 añitos (ya han llovido 30 desde aquello), y salí cautivado.

Rambaldi

–Siempre se ha dicho que el rostro de ET nos resulta familiar. La razón estriba en que se ideó a partir de las fotografías de los rostros del físico Albert Einstein y los escritores Ernest Hemingway y Carl Sandburg, más algunas pequeñas inspiraciones. Su creación se debe al italiano Carlo Rambaldi, diseñador de las criaturas de Encuentros en la Tercera Fase y artista de efectos especiales de películas como La Posesión o Dune, de David Lynch, quien se inspiró en su propio cuadro Women of Delta para dotar al personaje principal de ese característico largo cuello.

–Los actores aquejados de enanismo Tamara de Treaux y Pat Bilou se introdujeron en el disfraz de goma del personaje, e incluso el niño minusválido al que le faltaban las piernas Matthew Merritt, de entonces 12 años, que caminaba con las manos. También se crearon marionetas que se movían de forma electrónica en un tiempo en que no existían efectos digitales ni el recurrente CGI. La creación de la criatura costó un millón y medio de dólares, una cantidad nada desdeñable hace cuarenta largos años.

–El casting no fue ni mucho menos sencillo. Henry Thomas realizó una dura prueba para convertirse en Elliot de la que existen vídeos en el Making-of. «La improvisación fue tan sentida y honesta que le di el papel allí mismo», confesaría más tarde Steven Spielberg. Al parecer, el chiquillo lloró con tanta convicción pensando en su perro muerto. Para el resto del casting la cosa no fue tan fácil, y el director vio a más de 300 niños antes de decantarse por Drew Barrymore (que había realizado la audiencia para Poltergeist, otro éxito del que Spielberg fue productor) y Robert MacNaughton.

Williams

–El éxito internacional de ET, que se estrenó en el mercado estadounidense el 11 de junio de 1982 (en España lo hizo el 6 de diciembre de ese año, inaugurando una Navidad inolvidable para aquellos que acudieron a verla), se manifestó al año siguiente en nueve nominaciones a los premios Oscar, de los que ganó cuatro: Mejor Sonido, Mejores Efectos Visuales y Mejor Edición de Sonido, así como a la Mejor Banda Sonora firmada por el inolvidable John Williams, autor de las melodías de Star Wars, Indiana Jones, Superman, y prácticamente todo el cine de Spielberg: Tiburón, Encuentros en la Tercera Fase, La lista de Schindler, Hook, Parque Jurásico, Salvar al Soldado Ryan… y cómo no, Los Fabelman e Indiana Jones y el Dial del Destino, cinta que pone punto y final a la saga protagonizada por Harrison Ford que finalmente ha dirigido James Mangold.

–En una producción de tamaño éxito no es extraño que surjan dificultades. La cinta recibió varias demandas y acusaciones de plagio: el prestigioso director indio Satyajit Ray acusó a Steven Spielberg de copiarle el personaje de un guión que había escrito en 1967 titulado The Alien, con una idea y conceptos similares, proyecto frustrado donde –dijo– iba a contar con Marlon Brando y Peter Sellers. La otra demanda vino de parte del dibujante catalán Joaquín Blázquez, quien había creado en 1975 un dibujo de un alienígena llamado Melvin para el medio estadounidense Warren Magazines,  de notable parecido, que protagonizó al año siguiente la historieta publicada en Vampirella «Then one foggy Christmas Eve». Blázquez murió a los 40 años sin ganar el pleito.

PARA SABER ALGO (MUCHO) MÁS:

E.T. El Extraterrestre: la historia visual definitiva

Esta joya recientemente publicada por Norma Editorial profundiza en los archivos de producción de la película para presentarnos, de la manera más completa y apasionante, la creación de la obra maestra de Steven Spielberg y el impacto que todavía tiene en varias generaciones de admiradores. Este monumental volumen de 240 páginas en gran formato y a todo color incluye entrevistas exclusivas con una parte clave del equipo, como el propio director, la productora Kathleen Kennedy y las estrellas Robert MacNaughton, Dee Wallace y Peter Coyote.

ET. El Extraterrestre: la Historia visual definitiva, revive el proceso de una extraordinaria producción que trascendió los límites de lo que era posible en el cine. Cargado de imágenes poco conocidas, el libro incluye fotografías promocionales, arte conceptual, storyboards y contenidos del universo de la película al completo, como los artículos de publicidad comercial de la misma, la novela y su secuela, y la atracción de Universal Studios hacia el proyecto, como contamos en el post. Este tomo constituye el homenaje perfecto para una película que definió la magia del séptimo arte, un libro imprescindible para cualquier entusiasta de este inolvidable título que incluye además 19 elementos especiales, como el pase de seguridad de Spielberg para el set, la hoja de rodaje o páginas del guión original.