10 curiosidades que quizás no sabías de Superman…

El 18 de abril de este 2023 el Hombre de Acero cumplía 85 años, y lejos de padecer artrosis, hipoglucemia o hipertensión, está en plena forma, como demuestran sus numerosas apariciones en la gran pantalla, el nutrido merchandising o la reedición de sus mejores aventuras en la viñeta. Recordamos unas cuantas curiosidades del primer superhéroe y recomendamos en el Pandemónium varias novedades editoriales para abrir boca…

Por Óscar Herradón ©

–La gran mayoría dimos siempre por hecho que la «S» que luce en el pecho Superman (qué buen friki no ha llevado una camiseta con dicho logo en algún momento de su más tierna infancia –o madurez–) alude a la primera inicial de su nombre. Pues bien, no es para nada eso; ni siquiera se trata de una S, algo que los profanos supimos hace tan solo unos años tras la explicación que dio el dibujante estadounidense Geoff Johns (que dibuja al personaje desde 2006): en realidad se trata de un símbolo, el escudo familiar en el planeta Krypton, y a la casa a la que pertenece Kal-El, nombre de origen de Clark Kent, alter ego del hombre de acero aquí, en la Tierra. Un logo cuyo significado es «esperanza» de un mañana mejor. En el cómic de 2003 Superman: Birthright, Mark Waid explica que Clark descubre el símbolo cuando usa la tableta de datos con la que viajó desde su país natal para estudiar la historia del planeta azul, su nuevo hogar, eligiéndolo como logo para su traje rojo y azul.

–Aunque el musculado superhéroe de impoluto pelo negro está en el imaginario de todos, lo cierto es que la primera aparición del personaje tuvo lugar en un cuento titulado The Reign of Superman publicado un ya lejano 1933 en el fanzine Science Fiction, muy alejado de su apariencia posterior: era un villano calvo con poderes telepáticos que buscaba dominar el mundo y cuyo origen se hallaba en un vagabundo que, a cambio de comida y ropa en plena Gran Depresión, decide someterse a un experimento. No sería hasta meses más tarde cuando sus creadores, el guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Schuster, lo redibujarían como un superhéroe. Y vaya superhéroe…

–El alter ego de Superman, el reportero Clark Kent, surgió del nombre de dos estrellas de cine: Clark Gable, el inolvidable Rhett Butler de Lo que el viento se llevó, que todavía no se había estrenado –lo haría en 1939–, y que ya había ganaría el Oscar al Mejor Actor en 1934, casi a la par del nacimiento de Superman, por su interpretación en Sucedió una Noche, de Frank Capra; y de Kurt Taylor, protagonista de numerosas películas de terror y ciencia ficción de serie B en las décadas de los 30 y los 40 del siglo pasado como Sombras del Espacio o El hombre del cerebro sintético.

–Esta nueva versión (la buena) debutaría en 1938 en el número 1 de Action Cómics, publicada en abril de ese año por la National Allied Publications, una de las empresas que más tarde formarían DC Comics; un «tebeo» que hoy vale infinitas veces más su peso en oro. Fue el más valioso de la historia (se pagaron 3,25 millones de dólares por un ejemplar), hasta el 9 de septiembre de 2021, cuando fue destronado por otro de los superhéroes más emblemáticos y queridos (en este caso de Marvel): Spiderman, concretamente el Amazing Fantasy número 15 donde hace su primera aparición el hombre araña, que se vendió por 3,6 millones de dólares. Un pellizquito, vamos…

–Y aunque volar es quizá la característica más destacable de Superman (junto a su fuerza sobrehumana) ¡hasta 1940 no aparecía en los cómics! Desde el principio nuestro protagonista podía levantar coches (algo que ya hace desde bebé), detener trenes en marcha o saltar a gran altura –superando edificios–, pero será a partir de entonces cuando los lectores y fans podamos decir eso de: «¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es Superman!».

–En relación con su gran debilidad, el mineral radiactivo Kryptonita, tampoco apareció hasta 1943, siendo una creación del programa de radio The Adventures of Superman (y es que el personaje fue tan célebre que estaba en todos los medios de difusión orientados al gran público, salvo la tele, que aún no existía) y saldría por vez primera en viñetas en 1949. Se trata de restos del extinto planeta de origen del superhéroe, y aunque su color más característico es el verde, en realidad existen una docena de variedades, cada una de ellas con sus propio efecto sobre nuestro salvador: roja, azul, negra, dorada, blanca… La roja hacía que Superman cambiase de aspecto e incluso mudara sus convicciones morales; la negra lo hacía malvado; la plateada que perdiera facultades y sintiera un gran apetito y la kryptonita rosa… hacía que se volviera homosexual (sí, en serio), algo que hoy sería más que políticamente incorrecto. Pero es que el superhéroe tiene la friolera de casi 100 años: el pasado 18 de abril se cumplieron exactamente 85 años de su nacimiento.

–Como muchos otros personajes de cómics, el primer superhéroe ha estado presente también en distintos crossovers. Tuvo encuentros con el universo Marvel (recordemos que Superman forma parte de la casa rival, DC), pero también ha aparecido en los Thundercats, con He-Man y los Masters del Universo (no sabemos si usurpando el papel del alter ego del príncipe Adam diría eso de «Yo tengo el poder»), se ha enfrentado a Alien y Predator y ha combatido con Muhammad Ali. E, incluso, hay una aventura en la que comparte protagonismo (secundario) con el conejo Quik, el de Nestlé, allá por 1948.

–El actor que inmortalizó al personaje en la gran pantalla fue el malogrado Christopher Reeve (en la «caja tonta» lo había hecho décadas antes el también malogrado Georges Reeves), pero hubo otros candidatos por delante de este para protagonizar la película de Richard Donner de 1978: los guaperas Warren Beatty y Robert Redford rechazaron el papel y se consideró la posibilidad de darle este a Nick Nolte, John Voight, James Caan (inolvidable Sonny Corleone en esa misma década), Burt Reynolds e incluso Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone… e incluso el dentista del productor, Ilya Saking, realizó pruebas para interpretar al superhéroe. El intento fallido más fascinante… el gran Nicolas Cage como el Hombre de Acero con uno de sus estrambóticos peinados en una cinta nunca terminada de Tim Burton.

–Si como ya señalamos Superman en un comienzo no volaba y en su primera aparición era un villano calvo, su némesis, el villano por antonomasia del hombre de acero, Lex Luthor, no era calvo al principio. El supervillano que inmortalizaría en la gran pantalla Gene Hackman en 1978 tenía cabello de color pelirrojo; en cierto momento, el dibujante Leo Nowack confundió a Luthor con otro villano calvo y lo dibujó con un aspecto muy parecido, quedando desde entonces con dicha apariencia. Lo que puede dar de sí en relación con el éxito un despiste…

–Superman es el héroe más adaptado a otros formatos y medios distintos a la viñeta: su primera aparición live-action tuvo lugar en 1948, en una película serial dividida en 15 partes de Columbia Pictures. En 1951 tuvo lugar el primer largometraje en 1951 con la cinta de serie B Superman y los hombres topo, donde el personaje lo interpretaba el actor George Reeves, que sería el rostro más visible del hombre de acero en la serie de televisión Las aventuras de Superman, que se estrenó el año siguiente, en 1952, y estuvo en antena hasta 1958. Desde mediados de la década de los 60 hasta 1970 se emitió la primera serie animada, Las nuevas aventuras de Superman. Luego vendría la saga que inmortalizó Christopher Reeve, con cuatro largometrajes, nuevas películas (en las que el superhéroe sería interpretado por Brandon Routh en una entrega fallida y por Henry Cavill, el también célebre rostro de Geralt de Rivia en la serie The Witcher) y entre medias series televisivas tan populares como Lois y Clark. Las nuevas aventuras de Superman, Smallville o Supergirl.

PARA SABER MUCHO MÁS:

Junto a los infinitos cómics, películas, series, programas radiofónicos que tienen a Superman como protagonista, hay infinidad de libros que desmenuzan su historia, sus adaptaciones, crossovers, etc. Destaca, por ejemplo, Los archivos de Superman en Action Comics, publicados por Planeta DeAgostini en cinco volúmenes. ¿Lo más reciente? Precisamente hace poco ECC Ediciones (que publica las ediciones en castellano del amplio catálogo de DC), publicó un tomo de lujo con una de las historias fundamentales del universo. Su título, Superman: Por el mañana, obra del guionista Brian Azzarello y el dibujante Jim Lee, un relato que combina la característica acción del segundo con una reflexión sobre el significado del personaje y su importancia para la estabilidad de la humanidad que lo acogió hace ya muchos años.

Sinopsis: la Tierra ha sufrido una catástrofe sin precedentes (algo muy presente en tiempos de apocalipticismo como los que vivimos) que ha dejado tocada a toda la humanidad. Y aquellos que no se han visto afectados directamente quieren saber qué está pasando. Entre ellos, se encuentra Superman. Pero ¿qué puede angustiar a un hombre que es capaz de mover montañas? Muchas más cosas de las que creemos los simples mortales. La búsqueda de respuestas no será fácil y conducirá al Hombre de Acero a enfrentarse a uno de los enemigos más peligrosos de su extensa carrera.

He aquí el enlace para adquirir esta lujosa edición apta para fanáticos y neófitos:

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Cuando Stallone se vistió de Juez Dredd

Fue una de las películas más desastrosas de mediados de los 90, y a pesar de ello, a casi 30 años de distancia de su estreno es vista con cierta nostalgia por los amantes de las rarezas y de la serie B –servidor incluido–. Es mala, sí; no hacía justicia al cómic que adaptaba, de una calidad infinitamente mayor (y muchísima más violencia), cierto, pero tenía «su aquel». Ahora que Ediciones Kraken saca un nuevo tomo sobre el personaje capital del cómic británico, en «Dentro del Pandemónium» recordamos algunas anécdotas de su adaptación cinematográfica.

Óscar Herradón ©

Se convirtió en uno de los mayores batacazos de Stallone, tras décadas de gloria taquillera con sagas como Rocky o Rambo y un notable éxito dos años antes con Demolition Man. Que entonces el italoamericano enseñara el culo en la escena de la criogenización supuso todo un escándalo (y un reclamo de espectadores) cuando quien esto suscribe tenía 13 primaveras y no había alcanzado ni siquiera la adolescencia. Cómo ha cambiado todo desde entonces. No siempre para mejor. Bendita inocencia.

Le acompañaban en aquella cinta futurista de tono paródico un espídico e hipervitaminado Wesley Snipes (para la nostalgia queda su frase de «Simon dice: ¡Muere!») y una entonces cuasi desconocida Sandra Bullock que se convirtió en mito erótico de toda aquella generación y rostro de referencia a partir de entonces en las superproducciones de Hollywood, principalmente en comedias románticas, pero no solo, pues ha destacado en títulos de gran calidad como The Blind Side o Gravity, y que en aquella aventura futurista de 1993 donde practicaba «sexo sin contacto» por medio de un casco sensorial fue nominada a los Premios Razzie como peor actriz secundaria.

Pero volvamos a Juez Dredd. Algo que no solía suceder en las páginas del cómic británico era que Dredd se quitara el casco, pues era el elemento que lo dotaba de cierto aire misterioso e implacable, pero en gran parte del metraje de su adaptación cinematográfica Sly luce sin él. Se rumoreó que el estudio, Hollywood Pictures, propiedad de Disney, no estaba por la labor de pagarle al actor millones de dólares por un papel en el que ocultaba gran parte de su celebérrimo careto a la audiencia.  Es comprensible.

El excéntrico acompañante de Dredd es el hacker Herman «Fergie» Ferguson, rol que interpretó el comediante del Saturday Night Live Rob Schneider, quien ya había aparecido brevemente en Demolition Man. Stallone pretendía que dicho papel recayera en Joe Pesci, pero el actor que había ganado unos años antes un merecido Oscar por Uno de los Nuestros (Goodfellas), de Martin Scorsese, rechazó el papel, que habría sido relativamente similar al que interpretó en Arma Letal 2 en 1989. Precisamente Schneider sufriría un accidente durante el rodaje, y para más inri realizando un acto bastante rutinario, no una de esas escenas de acción que requieren de especialistas (o intérpretes algo temerarios como Tom Cruise): resbaló mientras bajaba por unas escaleras y se dio un fuerte batacazo, golpeando su rostro con el suelo del piso. Aunque el equipo quedó paralizado, imaginando lo peor, no sufrió heridas graves.

A vueltas con la violencia

Cannon

Aunque la película no ofrece ni mucho menos la carga de violencia del cómic original, la idea del director, Danny Cannon , era ser más fiel al mismo dotándola de una atmósfera asfixiante y un contenido que los estudios calificarían de «extremadamente violento» y que obligó a eliminar numerosas escenas en la sala de montaje. De haber prosperado la idea de Cannon, estaríamos ante una cinta muy diferente, probablemente mucho mejor. Aún así, la cinta fue calificada con la temida X (llamada desde 1996 NC-17 según la calificación por edades de la Motion Picture Association) hasta en cuatro ocasiones, pues prevalecía el enfoque violento del realizador, mucho más agresivo de lo previsto por el estudio financiado por Disney. Así, uno de los productores, Edward Pressman, convenció a la junta para que le echara una mirada a una nueva versión más light, que recibió la calificación R (apta desde los 16 años), comercialmente mucho más deseable para una película de acción futurista.

El enfrentamiento entre Stallone y el director fue sonado. El primero creía que debía ser una película de acción con algunos guiños cómicos. Cannon, por el contrario, quería algo oscuro y sin tregua. Con los años, Sly confesaría que el realizador intentaba afirmar su autoridad saltando de la silla de director y gritando que todos debían temerle. Evidentemente, Stallone llevaba muchos años siendo una estrella y tenía una gran influencia en la producción, por lo que no estaba dispuesto a dejarse mangonear por Cannon, ni siquiera aunque éste tuviera razón…

El escándalo de la violencia –que parece fue cosa casi exclusiva de Cannon– acabó salpicando también al guionista, uno de los más solicitados entonces: Steven E. de Souza, que había firmado el libreto de las dos primeras partes de La Jungla de Cristal (Die Hard), Comando o Ricochet (y el de otra película que fue un absoluto fiasco y que se rodó un año antes que Juez Dredd: Street Fighter: la Última Batalla, protagonizada por un Jean-Claude Van Damme ciego de polvo blanco y Raul Julia como villano y ya gravemente enfermo de cáncer).

De Souza

Con el tiempo, un colega le contó a De Souza que los estudios Disney le habían metido en la lista negra, que lo consideraban persona «non grata» y que no volvería a escribir un guion para ellos. Nunca lo hizo. Todo aquel revuelo, sin duda (y al contrario que con otras producciones) repercutió negativamente en su éxito en salas, pasando a convertirse en rareza de videoclub. Y en pieza de coleccionistas «frikis» casi tres décadas después.

Del papel a la gran pantalla… dos veces «fallidas»

Las historias del Juez Dredd en papel tienen un largo recorrido, no en vano, podemos asegurar sin equivocarnos que es quizá el personaje más importante de la viñeta británica, que revolucionó el estilo de contar historias en la «pérfida Albión» con un estilo directo, novedoso, podría decirse que transgresor y en cierto punto satírico, un acercamiento distinto al sci-fi de corte cyberpunk, antecesor de historias distópicas como el Blade Runner de Ridley Scott o el manga/anime Akira, creado por Katsuhiro Otomo (que también realizó su versión cinematográfica en 1988).

El personaje nació en 1976 en el seno de la revista 2000 AD creada ese año por el guionista Pat Mills, que propuso al también guionista John Wagner que participara del proyecto, y se les ocurrió la idea de crear a una especie de agente de la ley que llevara la justicia hasta al extremo (más cerca, pues, de la venganza), con un tono duro, áspero, sin concesiones y dedicado al público adulto. Wagner confió su diseño al español Carlos Ezquerra, con quien había trabajado previamente, y la premisa inicial que le dio es que tuviera cierto parecido estético con el protagonista de la película La Carrera de la Muerte del Año 2000 (Death Race 2000), protagonizada por David Carradine y en la que salía… ¡Silvester Stallone! ¿Casualidad?

El Juez Dredd debutó en el número 2 de 2000 AD, el 5 de marzo de 1977, ambientando la historia en el año 2099, en un futuro distópico en el que la población mundial ha sufrido varias guerras nucleares y existen las citadas Megaciudades. En «Mega-City Uno» es donde Dredd y otros «Jueces» (que sustituyen a las figuras jurídicas de las democracias), con un estricto entrenamiento previo y una imparable bestialidad nunca vista en el cómic hasta entonces, interpretan su particular sentido de la «justicia».

Finalmente, Ezquerra no se inspiró demasiado en el piloto vestido de cuero negro que portaba un oscuro casco que le cubría gran parte del rostro, y a Wagner no le gustó nada su diseño, afirmando que su personaje parecía «un conquistador español». Sin embargo, a Mills le encantó y, en palabras del propio Ezquerra, «se cambió de Nueva York a Mega-City Uno, un centenar de años más tarde».

Los archivos completos del Juez Dredd (Kraken)

Puesto que hablar del serial daría para treinta entradas en «Dentro del Pandemónium», en esta ocasión me centraré solo en lo último publicado en castellano. Hace unos meses, una de mis editoriales de cómics favoritas del panorama nacional, Kraken, editaba el décimo volumen de Los archivos completos del Juez Dredd, el personaje más importante de la viñeta británica, sin cortapisas ni aditivos, un libro ya publicado en su día por ellos –en 2006– y que ahora sale en una nueva edición con impactante portada en blanco y negro. Continúa así la crónica futurista del policía que se hizo popular con sus aventuras publicadas originalmente en la legendaria revista 2000 AD.

En esta ocasión, el Juez Dredd vuelve a las duras calles de la Gran Meg para enfrentarse a los más peligrosos delincuentes de la ciudad en un volumen que incluye algunas de las historias más trepidantes del personaje como «El arte de Kenny Quién», «Los puños de Stan Lee» o «El Taxidermista», con guiones de los genios de la citada publicación Alan Grant (Lobo) y John Wagner (Una historia de violencia), y el arte de clásicos como Steve Dillon (Predicador), Cam Kennedy (Star Wars) o Ian Gibson (Halo Jones). He aquí la forma de adquirir esta delicatessen para los adictos al cómic más exigentes:

https://www.edicioneskraken.com/titulos_detalle/215-juez_dredd_los_archivos_completos_10