La editorial Nuevo Nueve publica, en un precioso volumen en tapa dura, una de las obras más emblemáticas del cómic franco-belga contemporáneo: Barrio Western, de Téhem, un road-movie de gran oscuridad y afilada ironía inspirado en hechos reales que te absorberá hasta la última página.
Por Óscar Herradón ©

Quizá brindando a la historia carácter de fábula, y dotando a los personajes animales –inspirados en hombres reales de la infancia del autor– de aspectos antropomorfos, se suaviza la dureza de lo contado. Y es que, aunque la novela gráfica rebose ironía y humor, también evidencia una dura realidad social: la del traficante de drogas que vende al mejor postor, la del religioso corrupto y moralista, la del niño cuya apariencia inocente esconde la innata avaricia del adulto, la de la joven que, a falta de expectativas y recursos, decide coquetear con la prostitución. Y, por encima de todo, la de una nostalgia por el pasado nada complaciente. No, el tiempo pasado no siempre fue mejor. Pero es el que te forma como individuo.
Barrio Western es, como bien reza el título, toda una aventura en un lugar sin ley, como el lejano Oeste, salpicado de personajes a cuál más estrambótico, hilarante –y peligroso, al menos algunos–. Ambientada en la isla de Reunión (en el océano Índico occidental, bajo jurisdicción francesa) en un lejano 1976, muestra sin concesiones una sociedad criolla compleja y variopinta marcada por el racismo (a través de los distintos animales se muestran las diferentes razas, sus particularidades y su animadversión hacia las demás), la desigualdad, la pobreza y la falta de expectativas. El lugar donde pasó su infancia su autor, Tehem, pseudónimo del artista francés Thierry Maunier, célebre por su serie Malika Sekouss, que, en gags a toda página, retrataba la vida de tres jóvenes suburbiales, Malika, Jeff y Dooley, en la ciudad gala Pâquerettes, donde se desenvuelven en medio de un ambiente racista y sexista que salpica a todos, desde los skinheads a los raperos e incluso a los funcionarios y servidores públicos.
Con un guión solvente, un dibujo en blanco y negro algo esquemático y de tonos fríos (a pesar del clima ecuatorial de la región) pero de gran realismo y precisión y el ritmo del mejor noir, la trama de Barrio Western, cercana al thriller pero por la que planea un constante desencanto de corte social, no te dejará despegarte de las páginas de este road-movie hasta terminarlo.
Todo comienza en la tiendecita de ultramarinos que también hace de bar de Serge, cuya principal afición es la fotografía y cuyo establecimiento servirá de punto de fuga de toda la acción. A través de diferentes flashback y flashforward, magníficamente urdidos de un modo cuasi cinematográfico, asistimos a las mismas escenas desde diferentes puntos de vista que dan forma a una tragicomedia (o comedia dramática, si hablamos en los mismos términos de celuloide), que es un fiel reflejo de una sociedad marcada por lel contraste, la mentada desigualdad y el anhelo de una vida mejor, como nos traslada en varias ocasiones el personaje del buscavidas y sinvergüenza (aunque relativamente entrañable) de Ángelo, que desea volar a París y dejar la isla de Reunión y su mísera existencia atrás.
Tan solo tras la exposición de todos los puntos de vista conoceremos la verdad de lo sucedido en una misma jornada que, de forma impecable, demuestra la genialidad de Téhem y corrobora el hecho de que su Barrio Western sea una de los referencias ineludibles del cómic franco-belga contemporáneo que ahora podemos disfrutar en castellano gracias a Nuevo Nueve Editores, cuyo título Morgana recomendamos en las páginas de la revista Año/Cero-Enigmas hace un par de meses.
He aquí el enlace para adquirir Barrio Western (paso previo a devorarlo):