La Guerra Civil desde el Aire (Pinolia)

Pinolia (Grupo Almuzara) nos trae un ensayo particularmente vibrante, en algunos pasajes casi adrenalítico (como si se tratara de una película de acción bélica a lo Christopher Nolan), de uno de los aspectos quizá menos analizados de la Guerra Civil Española: la lucha desde el aire.

Óscar Herradón

Guernika 1937.

Aquella lucha fratricida, de la que tantas décadas después ya no cabe duda de que se trató del preámbulo de la Segunda Guerra Mundial –de hecho, fue el campo de pruebas de los futuros contendientes, por un lado los soviéticos, por el otro alemanes e italianos–, trascendió los límites convencionales del conflicto armado para convertirse en un campo experimental donde se gestó el futuro (muchas veces terrible) de la guerra aérea moderna.

Este libro, riguroso, ameno y muy bien documentado, ha sido escrito a cuatro manos por el divulgador Rafael Moreno y por Manuel P. Villatoro, a quien tengo el gusto de haber tratado varias veces por algunas entrevistas que me hizo para las páginas de ABC por varios libros centrados precisamente en la Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich, periodista serio y fiable, apasionado de su trabajo, algo que se nota a la hora de sumergirse en las páginas de este –y otros– de sus libros.

Richtfofen

La Guerra Civil desde el aire examina minuciosamente el componente aéreo de esta contienda a través de los protagonistas que definieron la batalla en ambos bandos. Los perfiles de pilotos republicanos y sublevados cobran vida junto a figuras emblemáticas como André Malraux (el célebre novelista, aventurero y político francés) y Wolfram von Richthofen, nada menos que primo de Manfred von Richthofen, el celebérrimo «Barón Rojo» que se convirtió en leyenda por sus acciones durante la Primera Guerra Mundial, mientras se rescata del olvido a profesionales fundamentales pero tradicionalmente ignorados: mecánicos, observadores y ametralladores de las FARE, cuya labor resultó crucial para el esfuerzo bélico.

Malraux

Como miembro de la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe, reorganizada por Göering en 1935, un año antes del estallido de nuestra Guerra Civil, ya en tiempos de gran poder del Tercer Reich, Wolfram von Richthofen se puso al servicio de los sublevados del general Franco, mientras que Malraux, nada más estallar el conflicto, se puso al servicio de la causa de la Segunda República. A través de sus contactos con personalidades del Ministerio del Aire francés, Malraux consiguió movilizar bombarderos, cazas y aparatos de escolta e incluso tras la formación del llamado Comité de No Intervención (apoyada por Inglaterra y Francia en el marco de la política de apaciguamiento), adquirirá en Francia nuevos aparatos a través de terceros países para servir a la causa republicana. También contrató, con fondos pagados por el gobierno español, tripulaciones formadas tanto por voluntarios como por profesionales, algunos procedentes del servicio de la Compagnie Générale Aéropostale francesa.

Ya en territorio Español, cuando los hombres y el equipo llegan a Madrid, la capital todavía resistente frente al levantamiento y en la que lucen numerosos carteles con el lema antifascista de «¡No pasarán!», el propio Malraux organizará a estos con el legendario nombre de «Escuadrilla España», un grupo que contó con unos ciento treinta miembros y que realizará 23 misiones de ataque entre agosto de 1936 y febrero de 1937, cuando fue disuelto sin lograr el objetivo de vencer a las tropas sublevadas que finalmente ganarían, a base de mucha sangre derramada, la fratricida contienda.

Batallas aéreas épicas

Las grandes batallas aéreas –como la de Brunete, Teruel o el Ebro– son analizadas meticulosamente en el libro, revelando cómo estas confrontaciones en el aire determinaron frecuentemente el desenlace de las operaciones terrestres. El texto documenta la fascinante evolución de los combates aéreos: desde los primitivos duelos entre aeronaves casi artesanales de los primeros meses, hasta las sofisticadas formaciones tácticas de escuadrillas equipadas con modernos Messerschmitt Bf-109 y Polikarpov I-16 que se enfrentaron en los últimos años del conflicto, anticipando las tácticas que dominarían la Segunda Guerra Mundial. En una coyuntura histórica marcada por el auge de la aviación y la acelerada evolución tecnológica, los cielos españoles fueron escenario de innovaciones tácticas y estratégicas que transformarían definitivamente la naturaleza de los enfrentamientos posteriores.

He aquí el enlace para hacerse con este muy recomendable ensayo histórico:

Los Austrias. Grandeza y caída (Pinolia)

Hablar de los Austrias es hacerlo de la dinastía monárquica más grande, victoriosa y épica de la historia moderna española, y es hacerlo también de sus representantes más incapaces, de sus muchas sombras, y de aquel gigante con pies de barro que acabaría cayendo bajo su propio peso. Ahora, un libro nos explica con rigor y la amenidad que requiere una correcta divulgación histórica sus muchas claves.

Óscar Herradón

La Casa de Austria es como se conoce en España a la dinastía Habsburgo, una de las más influyentes y poderosas casas reales europeas, que ocuparon el trono del Sacro Imperio Romano Germánico y en el caso de nuestro país –y su imperio– ostentaron el poder desde la proclamación como rey de Carlos I (emperador también del Sacro Imperio, título que no pudo revalidar su hijo, Felipe II, el único que se le resistió a «aquel en cuyos dominios no se ponía el Sol») hasta la muerte sin sucesión directa de Carlos II el Hechizado en 1700. Un periodo convulso, de profundos intereses creados políticos, que derivó en la Guerra de Sucesión Española entre los dos aspirantes al trono español: el Borbón Felipe, duque de Anjou, que finalmente vencería tras trece largos años de conflicto armado, y el archiduque Carlos de Austria (que en 1711 sería coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico bajo el nombre de Carlos VI).

Del esplendor a la hecatombe

Tantos siglos de historia, e historia capital, pues bajo el Imperio español se pusieron los cimientos de lo que acabaría siendo la política internacional que en gran parte marca hoy nuestras vidas, es tan cautivadora como inabarcable, pero para acercarnos a dicho periodo de forma amena, concisa y lo más cercana a «saberlo casi todo» sin saturarse, nada mejor que hacerlo a través de las páginas del libro Los Austrias. Esplendor, crisis y caída del imperio de los Habsburgo españoles, publicado recientemente por Pinolia y coordinado por el multifacético divulgador Rubén Buren (es profesor universitario, escritor, dibujante, músico, guionista y director de cine y teatro… ¿alguien da más?) con quien he tenido el placer de compartir páginas en la década revista Muy Historia, que organiza con saber hacer a un buen elenco de autores y divulgadores de prestigio.

Derrota de la Armada Invencible (1796)

Sangre europea y ambición desmedida recorren la saga de Carlos I, arquitecto de un entramado imperial sin precedentes. Numerosos historiadores examinan meticulosamente en esta obra cómo este monarca forjó alianzas estratégicas y aprovechó herencias dinásticas para consolidar su poder transcontinental. La evangelización de los territorios conquistados se extendía frente a la acostumbrada esclavitud de otros imperios de la época, mientras que la plata americana fluía hacia Madrid para sustentar la Gran Armada que terminó estrellándose contra Inglaterra.

Carlos II

Por los campos de Flandes, las picas de los tercios escribieron páginas memorables de táctica militar y resistencia. Paralelamente, Cervantes, Lope y Velázquez daban lustre cultural a un imperio cuyas costuras comenzaban a ceder. Esta dualidad definió la España de los Austrias: innovadora en las artes y las letras, pero gradualmente superada en asuntos económicos y administrativos. Las decisiones políticas se tornaron complejas y marcaron la segunda fase de la dinastía, prueba de ello fue la expulsión morisca. El declive habsburgués avanzó entre reformas insuficientes y rivalidades internacionales que minaron su hegemonía europea. El último de ellos, Carlos II, gestionó con limitaciones un Estado que requería transformaciones profundas.
Los Austrias desentraña los mecanismos internos de la dinastía que configuró la Edad Moderna. Grandeza y miseria conviven en el legado de unos monarcas extranjeros que terminaron siendo genuinamente españoles.

He aquí el enlace para adquirir esta obra:

Grecia. Biografía de una nación moderna

La editorial Ático de los Libros, que acostumbra a publicar fascinantes y muy documentados ensayos históricos, publica este libro, obra del catedrático emérito en el King’s College de Londres Roderick Beaton. Un viaje al origen y desarrollo de la Grecia moderna.

Óscar Herradón ©

Ático de los Libros publica la que probablemente se convertirá en la obra definitiva sobre la Grecia moderna, obra del catedrático emérito Koraes de Historia, Lengua y Literatura Griega y Bizantina en el King’s College de Londres Roderick Beaton, y que ha sido merecedora del premio Runciman (que concede cada año la Liga Anglo-Helénica al mejor libro de temática griega y que el autor ha ganado cuatro veces).

lord Byron

La nación griega, artífice del esplendor clásico, no tuvo un Estado propio hasta principios del siglo XIX. La revolución de 1821 no solo marcó el inicio de su independencia tras siglos de dominio otomano: encendió en Europa una oleada de entusiasmo romántico y planteó una pregunta que sigue vigente dos siglos después: qué significa ser griego en el mundo moderno. Desde entonces, Grecia ha vivido una historia intensa y compleja, marcada por grandes aspiraciones y profundas fracturas. El país de la ortodoxia y los sueños de lord Byron, de las guerras balcánicas y del exilio político, de la invasión italo-americana y la resistencia, de la junta militar y del ingreso en la Unión Europea, ha forjado una identidad propia entre la nostalgia clásica, el legado bizantino y la presión de Occidente y Turquía.

Roderick Beaton

En este excepcional libro que combina erudición con múltiples anécdotas y fácil lectura a pesar de la ingente información que maneja, Beaton recorre más de dos siglos de historia con erudición y maestría narrativa. A través de gestas y derrotas, símbolos y decisiones políticas, traza el retrato vivo de un país que ha tenido que inventarse –y reinventarse– para sobrevivir. La apasionante historia de una pequeña nación que ha logrado desempeñar un papel clave en la historia política y cultural de la Europa moderna, y que hace apenas quince años vivió uno de sus momentos más delicados con la crisis de deuda soberana: Grecia entró en quiebra y pidió un rescate formal a la Unión Europea en abril de 2010; la austeridad hundió todavía más la economía helena, que meses después tuvo que pedir un nuevo rescate, con duras consecuencias: bajaron los salarios, se disparó el paro y se registró una gran fuga de depósitos y talento, quebrando muchas empresas.

Finalmente, y tras una caída del gobierno anterior, Grecia tuvo que pedir un tercer rescate, que sería el origen de un resurgimiento pero arrastrando un notable empobrecimiento, desempleo, emigración y aumento de la delincuencia; España, a pesar de haber atravesado también una fuerte crisis, participó con notables aportaciones económicas al rescate de Grecia.  En 2012 sería España la que sufriría una crisis económica severa, y también hubo de pedir el rescate de la UE, y para salir de ella fueron necesarias igualmente medidas de austeridad y reformas económicas de calado que todos, al menos los de cierta edad, tenemos muy presentes.  

Un breve repaso a su historia moderna

A través de las vibrantes páginas del libro de Roderick Beaton, conoceremos el pasado reciente de Grecia hasta llegar a lo que es hoy, pasando por grandes conflictos y episodios históricos clave como la guerra civil, la primera y segunda guerras mundiales, el golpe militar, etc.

Alzamiento del Peloponeso en 1821.

Durante siglos, los griegos se conocieron a sí mismos como «romios», un nombre heredado del Imperio bizantino que reflejaba su identidad como cristianos ortodoxos dentro del mundo otomano. Sin embargo, al estallar la Revolución griega en 1821, surgió una necesidad urgente de redefinir lo que significaba ser griego en términos nacionales, no imperiales. En 1822, la Primera Asamblea Nacional adoptó oficialmente el término «helenos» para referirse a los ciudadanos del nuevo Estado en formación. Esta elección no fue casual ni meramente arqueológica, sino un acto consciente de recuperación del legado clásico, vinculándose claramente con los valores y glorias de la Antigüedad.

De la Ilustración al Reino de Grecia

En el siglo XVIII, la iglesia ortodoxa se convirtió en uno de los principales impulsores para la educación en griego, que también mejoró el aumento de la circulación de libros impresos en griego moderno. Nació también la Ilustración griega, un proceso de difusión de ideas científicas y filosóficas occidentales, pero adaptadas al contexto ortodoxo. Fue a través de la lengua como las élites griegas comenzaron a conectar el pasado antiguo helénico con la realidad contemporánea.

La Guerra de la Independencia, entre 1821 y 1830, supuso un auténtico baño de sangre, caracterizado por una violencia extrema en los dos bandos: cristianos griegos y otomanos musulmanes. Tras la guerra, la presencia musulmana en muchas regiones desapareció, con la conversión de mezquitas en iglesias y la demolición de minaretes. El conflicto se caracterizó por una rabia y violencia extremas, siendo calificado como un «descenso al salvajismo». Sus principales víctimas fueron civiles, y los asesinatos de prisioneros y rehenes fueron algo habitual. El estado otomano respondió con represalias desproporcionadas, como la aniquilación de la clase fanariota de Constantinopla entre abril y mayo de 1821, con la eliminación de las familias griegas destacadas de la ciudad, que vivían en el barrio del Fanar, y la ejecución del Patriarca Ecuménico, líder espiritual de la Iglesia ortodoxa.

El Partenón. El gran símbolo de Grecia.
Entrada del rey Otón en Atenas.

En 1834, Atenas fue proclamada capital del Reino de Grecia, una decisión que desconcertó a muchos, dentro y fuera del país, porque aquella urbe entonces no tenías apenas calles pavimentadas ni edificios oficiales, una población escasa y una vida urbana mítica. Sin embargo, fue una elección de fuerte carga simbólica: en sus ruinas clásicas, y especialmente en la Acrópolis, el nuevo Estado quiso ver reflejada su identidad cultural y su aspiración de continuidad con el pasado glorioso. Atenas fue así reconstruida casi desde cero como capital moderna, inspirándose en los modelos neoclásicos europeos y con la mirada y el alma puestas en el mito de la Grecia clásica.

La «Gran Idea»

La conocida como «Gran Idea» fue el nombre que recibió el movimiento político y sentimiento nacional griego surgido a partir del nacionalismo griego de los siglos XIX y XX. Su fin era reunir a todos los griegos en un único Estado-nación, con capital en Constantinopla, y revivir el Imperio bizantino. Para ello reclamaba los territorios de Epiro, Tesalia, Macedonia, Tracia, las islas del Egeo, Creta, Chipre, parte de la península de Anatolia y Constantinopla.

Kolettis.

Fue un término y concepto ideado por el primer ministro del rey Otón, Ioannis Kolettis, en 1844, y se convertiría en una idea constante que dominaría toda la política exterior de Grecia, así como la interior, durante varias décadas, de hecho, estuvo presente hasta la década de los 70 del siglo pasado. Aunque contaba con un gran apoyo social y político en el país, también hubo de enfrentarse a una oposición que la haría irrealizable de forma total –aunque sí se consiguieron ciertas anexiones territoriales sucesivas–.  El Imperio otomano primero y más tarde Turquía frenarían su avance.

El primer triunfo aliado en Europa

Emblema de la octava división de infantería.

El 28 de octubre de 1940, Grecia tuvo los bemoles de rechazar un ultimátum del régimen fascista del italiano Benito Mussolini. La respuesta sería inmediata: el ejército italiano invadió desde Albania. Sin embargo, contra todo pronóstico el ejército griego resistió y no solo detuvo a las fuerzas italianas, sino que las empujó de vuelta, invadiendo territorio albanés. Una victoria, conocida como el Día del No, que sería el primer triunfo militar de un país aliado en la Segunda Guerra Mundial y alentaría otros éxitos como la Invasión de Sicilia o la de Normandía, el celebérrimo Día D. La hazaña griega retrasó la ofensiva alemana en los Balcanes, alterando los planes estratégicos del Eje. Todo un hito nacional y símbolo del coraje frente a la tiranía totalitaria.

Metaxás en 1937.

Pero las cosas no serían ni mucho menos fáciles. Tras el fallido intento de invasión de Grecia por parte de Italia en 1940, los alemanes ocuparon Grecia en abril de 1941 (en enero había muerto el general y político conservador y ortodoxo Ioannis Metaxás). Los germanos establecieron un gobierno títere, y la requisa de alimentos y el bloqueo naval británico ocasionaron una hambruna con miles de muertos. La resistencia, con el Frente de Liberación Nacional (EAM), liderado por el Partido Comunista (KKE) y su brazo militar, el Ejército Popular Helénico de Liberación (ELAS), consiguió crear un movimiento de masas, pero le choque con otros grupos derivaría en un estado de guerra civil que estalló tras la retirada alemana.

En octubre de 1944, Churchill y Stalin acordaron crear una esfera de influencia británica del 90% de Grecia a cambio de vía libre para los soviéticos en los Balcanes. El ELAS se retiró y disolvió, al no tener apoyo soviético, y llegó el llamado Terror Blanco, que consistió en la persecución de los asociados con la resistencia liderada por el Frente de Liberación Nacional. En 1946, nacía el Ejército Democrático de Grecia (DSE). Con el final de la guerra civil en 1949, y derrota del DSE, Grecia entraba en una nueva etapa dominada por la influencia estadounidense en el marco de la Guerra Fría. El país recibió ayuda del Plan Marshall y se convirtió en un bastión anticomunista en el Mediterráneo oriental.

Constantino II:

En 1967 un golpe militar impuso una dictadura que suprimía las libertades y reprimía la oposición con brutalidad. La Junta Militar intentaba moldear una nueva identidad griega ultranacionalista y tradicionalista, pero generó un rechazo creciente tanto dentro como fuera del país. Su caída llegaba en 1974 tras el intento fallido de anexionar Chipre a Grecia, lo que provocaría la invasión turca de la isla. Dicho fracaso acabó con la dictadura y con la monarquía (el último rey de los griegos sería Constantino II), allanando el camino hacia una democracia plena.

He aquí el enlace para adquirir el libro en la web de la editorial:

https://aticodeloslibros.com/inicio/381-grecia.html

Y ADEMÁS:

Y el mejor complemento para conocer el esplendoroso pasado de Grecia, que sentó las bases de la democracia moderna y de Occidente tal y como lo conocemos, y cómo la nación helena ha llegado hasta el día de hoy a pesar de múltiples vicisitudes, también ha sido publicado por Ático de los Libros, lleva por título Los Griegos. Una historia global, y su autor es igualmente el laureado helenista Roderick Beaton.

Hace más de dos mil quinientos años, los griegos, encabezados por Atenas y Esparta, sentaron las bases de la ciencia, las artes, la política y el derecho modernos. Pero la influencia de los griegos no terminó con la caída de su civilización clásica. En esta historia completa de los griegos, Beaton nos sumerge en tres milenios y medio de fascinantes cambios, un periplo en el que descubriremos a uno de los pueblos más influyentes de la humanidad.

Alejandro Magno.

Desde la Grecia minoica y micénica, inspiración de los mitos y los héroes homéricos, llegaremos hasta el esplendor clásico del Partenón y la filosofía para cabalgar luego junto a Alejandro Magno en su conquista del mundo. Durante el Imperio romano, los griegos continuaron siendo una fuerza de primer orden, y el Imperio bizantino fue la gran potencia medieval. La caída de Constantinopla ante los turcos solo redujo en parte el poder de los griegos, y de entre sus filas salieron algunos de los administradores más exitosos del Imperio otomano, hasta que finalmente los helenos recuperaron su independencia. Hoy, tras un siglo xx marcado por traumas y desafíos, la historia de la Grecia moderna es también, como siempre lo ha sido, la de su diáspora, extendida por todo el mundo.

Fruto de décadas de investigación, esta es la apasionante historia de los griegos y su impacto global.