Ritos y simbología del crimen organizado (IV): Vor v Zakone

Estos días se juzga a los cabecillas de los clanes de la ‘Ndrangheta en Calabria. La Camorra vuelve a estar de actualidad cuando un documental revela cómo los nuevos «capos» de la mafia napolitana son apenas «millennials» que siguen haciendo negocio en plena pandemia y hace unos días que el sicario de la Cosa Nostra Ferdinando «Freddy» Gallina era extraditado desde EEUU a su Italia natal para ser juzgado por tres homicidios «agravados con finalidad mafiosa». El crimen organizado «made in Italy» sigue viva cuando apenas queda un año para que se cumpla medio siglo del estreno en cines de El Padrino, obra maestra por antonomasia del nuevo cine de los setenta. Excusas suficientes para repasar los ritos secretos y los símbolos esotéricos de la Mafia.

Óscar Herradón ©

En la magnífica película Promesas del Este, dirigida por David Cronenberg en 2007, podemos ver un ritual de iniciación en la mafia conocida como Vor v Zakone, un entramado criminal que, además de los rígidos códigos de honor, otorgan gran importancia a los tatuajes –algo que sucede también con la Yakuza japonesa–, a través de los cuales el iniciado puede leer la trayectoria delictiva del «soldado». Son los códigos del Hampa impresos en la piel de unos hombres a los que no les tiembla el pulso a la hora de matar.

Y es que los vor v zakone, cuyo significado en ruso sería algo así como «ladrón en la ley», están relacionados desde su nacimiento con el mundo criminal. La inmensa extensión de Rusia provocó que nacieran grupos de bandoleros y ladrones que actuaban, principalmente, en los numerosos puntos fronterizos del país. Con el estallido de la Revolución Rusa estos grupos de delincuentes no desaparecieron, sino que se hicieron más fuertes, convirtiéndose en un entramado por derecho propio. Este submundo era conocido entonces como vorovskói mir, cuyo significado es «el mundo de los ladrones». Pero tras la formación de la Unión Soviética, y el régimen de acero de Stalin, muchos de estos vory, considerados una amenaza para el establishment, fueron trasladados a los Gulags, los campos de concentración de Siberia donde la gente vivía en condiciones infrahumanas y donde surgiría el concepto de vor v zakone, haciéndose más fuertes –y vengativos– precisamente por el trato recibido. Entonces, intentando burlar a los informantes del KGB, se conformaron como una suerte de sociedad secreta, jurando seguir un código legal dentro de sus acciones delictivas.

Gulag

Tras la caída gradual de la Unión Soviética, los vory alcanzaron un poder cada vez mayor. Muchos empresarios utilizaron a estos sicarios para acaparara los bienes de numerosos sectores económico de la nueva Rusia. Hoy son uno de los grupos organizados más temibles y fuertes del planeta. Los principales delitos en los que están involucrados son la prostitución y la trata de blancas, la extorsión, el tráfico de drogas e incluso órganos, blanqueo de capitales y el asesinato por encargo.

Los Vor v Zakone, los «jefes mafiosos», no suelen aparecer en documentos oficiales ni estampan su firma en ningún sitio, para no dejar huella alguna de su existencia, contando con un numeroso abanico de testaferros y abogados. La jerarquía continúa en sentido descendente con los pakhan, los jefes de las células, cuatro o cinco personas que son responsables de los conocidos como brigadier. Cada célula cuenta con espías a las órdenes de los pakhan que deben controlar las actividades de los subordinados e informar a  la cúpula. El objetivo: evitar que realicen cualquier tipo de actividad a espaldas de los jefes. En el rango más bajo están los soldados, los sicarios y «matones», con una exhaustiva preparación militar.

Los Vor v Zakone solo tienen un código de honor, el Vorovskoy Zakon o «código Vor», que les une de por vida y cuya vulneración se paga con la muerte. Sus leyes propias incluyen 18 puntos, de los que citaré solo algunos: el primero de todos señala que para entrar en la mafia «abandonarás a tus familiares: madre, padre, hermanos y hermanas». No se puede tener una familia propia, ni pareja ni amantes; siempre ayudar a otros miembros –ya sea material o moralmente–; mantener en secreto el paradero de tus cómplices; conocer las tradiciones rusas; no tener nada que ver con las autoridades, no participar en actividades públicas ni unirse a ninguna de las organizaciones de la comunidad, así, el VOR tiene prohibido también usar armas para su uso personal, prestar servicio militar y participar en campos de trabajo.

El crimen impreso en la piel

En su hermética sociedad, el tatuaje tiene una gran importancia, la mayoría de ellos reflejo de su pasado criminal –obtenidos tras su paso por prisión–. Así expresan su pertenencia a este submundo, como sucede con otras mafias con los Yakuza japoneses y algunos narcos mexicanos, organizaciones criminales que, junto a la mafia irlandesa, se extienden por todo el planeta, también con sus propios ritos iniciáticos y leyendas, de las que algún día nos encargaremos en Dentro del Pandemónium.

Ceremonia de iniciación en Promesas del Este (2007)

Los tatuajes carcelarios rusos trascienden la función estética para transformarse en una suerte de código que cuenta la carrera criminal de su portador, determina su vida y esconde un significado que sólo conocen los miembros del clan. Entre los tatuajes abundan referencias al comunismo y representaciones de Stalin o Lenin, que son realmente un rechazo de aquel sistema que los estigmatizó y a las autoridades en general. De hecho, muchos dibujos de esta «piel condenada» son nazis. Además, cuando lucen runas –por ejemplo las SS–, indican que el preso es respetado porque jamás ha confesado ni, por tanto, delatado a nadie.

Aparentemente, la explicación a los tatuajes de los «ladrones en la ley» se halla en la Biblia –los primeros presos de la revolución rusa que fueron enviados a los Gulags eran en su mayoría cristianos–. Según el Génesis, Dios puso una marca permanente en Caín, antes de enviarlo al exilio. De esta forma siempre luciría una señal que lo identificaría como criminal y marginal –los Zakone se enorgullecen de esto–. Los tatuajes servían, por tanto, como sistema de clasificación entre bandas y cada símbolo tenía –tiene aún hoy– un significado concreto. Cada uno de los anillos que lucen en sus dedos hacen referencia a su vida criminal. Los dedos de la mano muestran una calavera por cada asesinato cometido, mientras que las catedrales, iglesias o monasterios representan la cantidad de años que el sujeto ha estado encarcelado –cuantas más columnas y torres tenga el edificio, tantos más años habrá dormido en prisión–.

Los más célebres son las estrellas: cada punta indica un año en prisión. Si los tatuajes de las estrellas se encuentran en las rodillas o en la parte superior del pecho, sobre el corazón, indican que el preso es un Vor v Zakone: las del pecho señalan su compromiso con el modo de vida delictivo mientras que las tatuadas sobre las rodillas significan que el «Ladrón en la ley» no se arrodillará jamás, ante nada y ante nadie.

Puede que en la pantalla de un cine, o en las magnéticas páginas de una novela negra, las desventuras de estos personajes nos puedan hacer sentir cierta complicidad, pero la Mafia, cualquiera que sea su tipo, no es romántica, ni noble, ni atractiva, sino atroz. Su principal lema es la muerte –usada para alcanzar el poder, perpetuarse en él y amasar dinero–, y a ella honran de las formas más brutales que podamos imaginar. Lo mejor, sin duda, es no cruzarse jamás con aquellos que integran estas temibles sociedades.

PARA SABER MUCHO MÁS:

GALEOTTI, Mark: La Ley del Crimen. Los Vorí v Zakone: la mafia rusa más temible. RBA 2019.

Ritos y simbología del crimen organizado (Parte II): La Cosa Nostra

Estos días se juzga a los cabecillas de los clanes de la ‘Ndrangheta en Calabria. La Camorra vuelve a estar de actualidad cuando un documental revela cómo los nuevos «capos» de la mafia napolitana son apenas «millennials» que siguen haciendo negocio en plena pandemia y hace unos días que el sicario de la Cosa Nostra Ferdinando «Freddy» Gallina era extraditado desde EEUU a su Italia natal para ser juzgado por tres homicidios «agravados con finalidad mafiosa». El crimen organizado «made in Italy» sigue viva cuando apenas queda un año para que se cumpla medio siglo del estreno en cines de El Padrino, obra maestra por antonomasia del nuevo cine de los setenta. Excusas suficientes para repasar los ritos secretos y los símbolos esotéricos de la Mafia.

Óscar Herradón ©

Charles «Lucky» Luciano

La siciliana es, sin duda, una de las Mafias más conocidas del planeta. Y es que, aunque durante siglos sus acciones se limitaron a Sicilia y zonas limítrofes, con la emigración a América, los tentáculos de ésta, y, en menor medida, de la Camorra –con una estructura similar, aunque compuesta de familias más pequeñas que suelen reunirse en una comisión, cuyo máximo exponente al otro lado del Atlántico fue el archifamoso Al Capone–, se extendieron como una plaga por todo el territorio estadounidense. Allí dominaron los Sindicatos de Camioneros, el transporte de basura, los muelles –no tardaremos en hablar del control de estas zonas estratégicas durante la Segunda Guerra Mundial–, el tráfico de alcohol –durante la Prohibición–, de drogas o la prostitución, con grandes capos como Joe Masseria, Charles «Lucky» Luciano,  Vito Genovese o Carlo Gambino.

Personajes que tuvieron sobre las cuerdas al FBI y al propio gobierno estadounidense durante décadas. Puesto que en un breve espacio de tiempo es imposible hacerse eco de la magnitud de la mafia siciliana y sus extensas ramificaciones, hablaré solamente del ritual de iniciación con el que cuenta la Cosa Nostra, como una auténtica sociedad secreta, con un fuerte componente simbólico-religioso y donde el código de honor, como en la mayoría de asociaciones ilícitas, es fundamental.

La sociedad secreta medieval Beati Paoli

El periodista Fabrizio Calvi, quien trabajaba para el diario parisino Libération, atribuía hace unos años esta ceremonia a la influencia de los ritos iniciáticos de los Beati Paoli, una suerte de secta medieval secreta de justicieros religiosos. Aunque puede que no formen sino parte del folclore, en Italia cuentan que estos «soldados» iban ataviados con capuchas negras, operaban por la noche y se ocultaban en el amplio sistema de catacumbas de Palermo, donde tenían su sede.

El juramento sagrado

El periodista Eric Frattini, en su documentado trabajo Mafia S.A. 100 años de la Cosa Nostra, recogía el texto del discurso para el ingreso en la organización secreta, que fuera desvelado por el gánster Jimmy Fratianno tras convertirse en confidente del FBI: «Nos reunimos aquí para aceptar a un nuevo miembro. Ahora estás ingresando en la honorable sociedad de Cosa Nostra, la cual acoge solo a hombres de valor y lealtad. Entras vivo y sales muerto. La pistola y el puñal son los instrumentos mediante los cuales vives y mueres. Cosa Nostra está antes que cualquier otra cosa en la vida. Antes que la familia, antes que el país, antes que Dios. Cuando se te llame debes acudir aunque tu madre, tu esposa o tus hijos estén en el lecho de muerte. Hay dos leyes que debes obedecer: nunca traicionarás los secretos de la Cosa Nostra y nunca violarás o tocarás a la esposa o a los hijos de otros miembros. La violación de cualquiera de estas leyes significa la muerte sin juicio o advertencia. Levanta tu dedo y haz brotar una gota de sangre, ya que ésta simboliza tu nacimiento en nuestra familia. A partir de ahora somos uno hasta la muerte. Ahora eres un hombre hecho, un amico nostro, un soldado de la familia».

El libro Cosa Nostra, publicado en España por la editorial Debate.

A continuación, una vez que el neófito rendía juramento, el oficiante preguntaba al aspirante si aceptaba ingresar en la sociedad. Tras la respuesta afirmativa, el iniciado pedía a los testigos que le hirieran en su mano izquierda, con la intención de manchar con su sangre la estampa de un santo. A continuación, procedía a quemar la imagen pronunciando el lema que lo ligaba de por vida a la organización: «Que mi carne arda como esta imagen piadosa si no respeto mi juramento». 

En la península Itálica en la actualidad la mafia más peligrosa, junto a la Camorra napolitana, es, como comentábamos en el primer post, la ‘Ndrangheta, que tiene su base de operaciones en Calabria y que en 2007 tuvo ingresos anuales estimados entre 35 y 40 mil millones de euros, alrededor del 3,5% del PIB de Italia, y cuyo rito de iniciación, con variantes, es muy parecido al de la Cosa Nostra. Conocido como «ceremonia de otorgamiento», es un ritual de juramento de sangre donde el llamado capo de società, en presencia de testigos, hace jurar al aspirante –el picciotto–, en medio de un fuerte componente religioso, en nombre del arcángel San Gabriel y el capo, con una aguja o un cuchillo, pincha el dedo índice del neófito, dejando caer algunas gotas de sangre sobre la estampa de santa Annunziata –patrona de los camorristas y también de la Cosa Nostra–, enciende una vela y, durante unos segundos, sujeta el dedo pinchado sobre la llama; después, quema la estampa, mientras pronuncia el sagrado juramento cuyo incumplimiento se paga con la muerte. Fue parte de lo que pudieron grabar los caravinieri de Calabria en 2014.

Este post tendrá otra próxima entrega… TOP SECRET!

Supersoldados: hombres mejorados para la guerra del futuro (II)

Decir que la tecnología ha avanzado de forma vertiginosa es quedarse corto. Y lo que viene… En medio de esta lucha por alcanzar la mayor eficiencia, y el consiguiente beneficio, con el 5G ya prácticamente implantado tras una guerra comercial sin precedentes cuyos ecos todavía reverberan y experimentos que parecen sacados de una revista pulp de los años 50 a punto de ser aprobados por gobiernos y corporaciones, el terreno militar es uno de los que, bajo el paraguas de Top Secret, está realizando los experimentos más sorprendentes, e inquietantes. Veamos algunos de los que han trascendido, que no son todos los que están en proceso, por supuesto.  

Óscar Herradón ©

Pexels (Free License)

El terreno de la guerra del futuro, evidentemente, no se circunscribe a Estados Unidos, aunque sean éstos quienes hacen un mayor desembolso en los avances más vanguardistas. En octubre de 2018 un informe del Ministerio de Defensa británico analizaba cómo los imparables avances tecnológicos podían afectar –tanto positiva como negativamente– a los soldados. En ese mismo expediente se aventuraba una escalofriante posibilidad: que la reproducción de tropas modificadas genéticamente podría ser una realidad en apenas una generación. Soldados biónicos que permitirían a los países aumentar su capacidad militar y mejorar el desempeño de las fuerzas de combate. Lo que en la película Soldado Universal (1992) parecía un argumento hecho para mayor gloria del entonces archifamoso Jean Claude Van Damme, hoy podría cobrar forma.

Dicho informe, titulado Global Strategic Trends (Sixth Edition): The Future Starts Today, publicado bajo el paraguas del grupo de expertos del Centro de Desarrollo, Conceptos y Doctrina, un think tank del Ministerio de Defensa británico, apunta que dentro de 30 años los soldados «mutantes» podrían levantar grandes pesos –algo que empieza a ser posible gracias a vanguardistas exoesqueletos– y correr a gran velocidad en distancias extremas, cual si fueran clones del Capitán América. Es muy probable que dispongan de visión nocturna por infrarrojos –algo que ya es una realidad en equipamientos avanzados–, e, incluso, y esto es lo más fascinante: ¡ser capaces de transmitir sus pensamientos a través de telepatía asistida electrónicamente!

El documento británico examina las amenazas globales e identifica los problemas que deben abordar los países debido a la revolución tecnológica, como la posibilidad de protestas violentas por parte de grupos de personas cuyos trabajos peligren por la implantación robótica, advirtiendo sobre «el riesgo de agitación social y posiblemente una protesta violenta de los desfavorecidos», e incide a su vez en una mejor regulación de las ya casi incontrolables RRSS.

En cuanto al asunto que nos atañe, la explotación por los estados de tecnología emergentes en la obtención de provecho en el campo de batalla, el informe señala que la edición de genes, las extremidades biónicas, las adaptaciones que mejoran el cerebro y las drogas estimulantes o nootrópicas «ofrecerán una profunda expansión de los límites del rendimiento humano». Advierte a su vez de que se deben introducir leyes que tengan en cuenta consideraciones morales y éticas antes de crear los hipotéticos ejércitos mutantes, afirmando, entre otras cosas, pueden «polarizar las poblaciones, erosionar la confianza en las instituciones, crear incertidumbre y alimentar las quejas». Un panorama nada alentador.

¿Telepatía asistida?

Precisamente este es uno de los planes más ambiciosos de DARPA: un ingenio que permitiría al soldado tener sorprendentes capacidades extrasensoriales… ¡mediante la lengua! Ya en una fecha tan lejana como 2008, sus investigadores trabajaban en un dispositivo denominada BrainPort, consistente en un casco equipado con una cámara, un sonar y diversos aparatos de navegación y localización. Luego se introduce en la boca del usuario una delgada lámina de plástico cargada de microelectrodos conectados con el casco que recogen la información sensorial, «aprovechando así la habilidad del cerebro de convertir pulsos eléctricos en información visual», ya provenga ésta de los ojos o de otros sentidos; esto permitiría, por ejemplo, «ver 360º» en la oscuridad, tecnología que ya ha sido probada con relativo éxito por buzos a grandes profundidades.

Con los años y la revolucionaria innovación tecnológica, DARPA ha ido más allá, y en 2017 anunciaba que había invertido 65 millones de dólares en la creación de un módem que conectaría nuestro cerebro a un ordenador, un ambicioso proyecto que buscaría grabar millones de charlas entre neuronas de forma simultánea en un cerebro humano vivo. Así, se busca superar uno de los grandes obstáculos de la neurociencia: registrar la actividad desde el interior del cerebro humano para entender y corregir padecimientos. Dicha startup responde al nombre de Paradromics, y se basa –aunque de momento sólo es experimental, o eso nos dicen– en conexiones en banda ancha que ayudarían en los tratamientos de ceguera, parálisis, trastornos del habla e incluso la restauración de sentidos perdidos. Por supuesto, las posibilidades en el campo de la Defensa son potencialmente alentadoras.

El responsable del llamado “Programa de Conversación Silenciosa”, que recuerda al casco del Profesor X, es Matt Angle, quien cuenta con el apoyo de varios investigadores de la Universidad de Stanford. Afirma que se trata de un “cerebro-módem” equipado con circuitos flexibles que han bautizado como neurograins, los cuales se colocarían sobre el cerebro “para crear un enlace de datos sin fisuras y retrasos entre el cerebro humano y una computadora. Los neurograins son pequeños cables con el grosor de un grano de arena equipados con microscopios holográficos capaces, supuestamente, de observar la actividad de millones de neuronas a la vez. Su principal ventaja, afirman, es que dicho implante “funcionaría de forma inalámbrica y permitiría la conexión y envío de datos en ambos sentidos, no sólo del cerebro al ordenador”. Esta interfaz cerebro-ordenador podría permitir en unos años que los soldados recibieran información desde un mando de control a su cerebro a tiempo real, una suerte de “telepatía informática”, y es bastante más ambicioso que otros proyectos similares.

El Brain Computer Interface (BCI) convierte el campo de lo que hasta ahora formaba parte de la parapsicología en una posibilidad muy real –aunque ligeramente distinta a lo que se consideran poderes telepáticos–.El ambicioso proyecto, según recogía un artículo del Daily Mail, permitiría a los soldados comunicarse telepáticamente: “Recientemente, el Programa de Conversación Silenciosa de DARPA ha estado explorando la tecnología de lectura de la mente con dispositivos que pueden detectar las señales eléctricas dentro del cerebro de soldados y enviarlos a través de Internet. Con chips implantados, ejércitos enteros podrán hablar sin radios. Las órdenes van directamente a las cabezas de los soldados y los deseos de los comandantes se convertirán en los deseos de sus hombres”. Hombres sin capacidad de decisión propia y, como ahora veremos, sin miedo o remordimientos.

Los nuevos Terminator

Si en algo eran eficientes los Terminator que nos presentó James Cameron por primera vez en 1985, es que, además de ser prácticamente indestructibles –y de estar al servicio de una inteligencia artificial que se vuelve contra su creador, Skynet, no pecaban de aquello que atormenta a los humanos: no tenían remordimientos, ni dudas, ni miedos. De hecho, se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial, apenas el 20% de la infantería estadounidense disparó sus armas contra el enemigo, inacción que en la guerra de Vietnam ya alcanzó, en ocasiones, el 90%. El hombre es, en terribles términos pragmáticos, imperfecto.

Bien, pues también en este campo, según desveló en su informe el novelista Simon Conway en 2018, DARPA estaría trabajando para crear una suerte de biorobot –o humano-robot– que muestre menos temor, y que al recibir órdenes mediante distintas startups, «pueda estar interconectado con su comando y actuar como una entidad única».

En las universidades de Harvard y Columbia varios equipos llevan años trabajando en métodos de inhibición del miedo y modos de anestesiar la memoria, usando pastillas de propranodol. Pero DARPA va más allá. Hace unos años, científicos a su cargo lograron controlar por ordenador un ratón al que se le habían implantado electrodos en su pequeño cerebro y en la actualidad trabajan con un «tiburón» que puede ser dirigido a distancia. En la Universidad de Nueva York las investigaciones más sorprendentes –y éticamente controvertidas– son las llevadas a cabo por el prestigioso neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás, quien, entre otras hazañas, inserta cables capilares en el cerebro de roedores para estimularlo a distancia; de esta forma, logra generar sensaciones y estados de ánimo artificiales en las cobayas. El neurocientífico asegura que la comunicación directa entre mente y máquina puede ser factible. En una entrevista para la red de televisión pública USA, Public Broadcasting Service, Llinás planteó lo siguiente: «Convenientemente desarrollada, esta tecnología permitiría que cada miembro de un grupo de soldados fuese consciente de la existencia de todos y cada uno de ellos y de lo que están haciendo en cada momento. El grupo de personas individuales desaparece para convertirse en una única entidad. Así, si uno resulta herido, todos podrían saberlo inmediatamente. En el fondo, se trataría de una especie de conciencia colectiva». Los soldados funcionarían así como una suerte de enjambre de abejas. IMPRESIONANTE.

Este post tendrá una tercera y última parte en breve… permaneced atentos!!!!